¿Será posible que el presidente del Congreso, Bono, uno de los más insignes meapilas del PSOE junto al embajador en el Vaticano Francisco Vázquez, haya tenido la osadía de poner una placa honorífica a una monja llamada Maravillas en el congreso por ser perseguida por "los rojos" en la República, cuando aún no están allí las fotos de los presidentes republicanos (Azaña, Companys, Alcala-Zamora) y se mantienen todavía las de los de la época franquista?. No les da vergüenza ajena a sus compañeros de partido estar apoyando al fiscal y los jueces que ponen todas las trabas posibles para el desenterramiento de las fosas en las que fueron tirados, tras asesinarlos, miles de sus camaradas, así como gentes de todo tipo y no sólo revolucionarios, sino maestros, obreros y campesinos acusados por los fascistas de no doblegarse ante su antidemocrático y anticonstitucional avance en contra de las libertades y la misma legalidad vigente entonces, cebándose con Garzón y quienes reclaman el derecho a una Memoria Histórica que no sea exclusivamente la de los vencedores, mientras uno de sus más insignes rostros se retrata homenajeando a una monja? Y mas teniendo en cuenta que ya toda la Iglesia católica y el Vaticano han santificado la "cruzada" y beatificado a "sus" víctimas, que deben ser de categoría moral superior que los pobres a quienes ellos masacraron. Ver, para creer... o, como decía nuestro recordado Vazquez-Montalbán, en su Manifiesto Subnormal ¡qué tiempos estos en que hay que demostrar lo que es evidente!