miércoles, julio 09, 2014

Manifiesto antihistoricista y escéptico



MANIFIESTO ANTIHISTORICISTA Y ESCÉPTICO.
Juan Luis Jaén Urueña (30-6-2014)

La HISTORIA, la historia... un invento de melancólicos para complicar la memoria con sucesos colectivos y buscar justificación al pasado desde un futuro apócrifo de miserables con sentimiento de culpa o ganas de venganza.
Todo es una farsa. No existe objetividad posible en sucesos con tantas aristas, tantos protagonistas y figurantes, los cuales son por otra parte todos sujetos con sus yoes encriptados mirando al SUCESO, el instante decisivo desde sí mismos con afán de unidad comprensiva o de obnubilación completa, esclavos de órdenes, de pánicos, de obsesiones y pasiones que los conminan a actuar o les autorizan a desistir de hacerlo. Y todos se creen centro desde su mente y casi ninguno sabe que sus cerebros han decidido actuar mecánicamente a partir de datos genéticos, datos adquiridos por adiestramiento, datos aleatorios sobrevenidos de la inspiración lúdica de las sinapsis neuronales, química pura en acción segundos antes de que la mente consciente sepa que está pensando en eso, que evalúe con juicio racional o furia animal el acto que podría acometer, la decisión supuestamente inteligente o la búsqueda del placer sin paliativos censores por medio de la violencia, compasión, apatía o negligencia. Y todo por un sueño de inmortalidad mal concebida.
Todo porque el Hombre (el HUMANO) se cree un ser importante en el Cosmos y busca dotarse de un contexto que lo justifique en la brevedad de su personal memoria de animal con recuerdos (Octavio Paz).
Nos ponemos trascendentes y no podemos conformarnos con vivir un presente que es en realidad lo único que tenemos propio. Pensamos en lo que fue y deseamos cambiarlo para justificar lo que pretendemos ser, por eso picoteamos en acontecimientos nunca suficientemente explicados y definidos con testimonios oscuros. La MEMORIA es líquida y se modifica cada vez que accedemos a un recuerdo, los hechos no se fijan indelebles en geometrías cristalinas sino que se mueven en caos fractales a los que la acumulación de datos (y recordar desde otro presente produce datos nuevos) modifica continuamente y el dibujo de la pretendida realidad tiene tantas caras como participantes al cubo dividido por el número de parámetros de referencia. La fotografía de un hecho es bidimensional, siempre hay o puede haber casi infinitas posibilidades de verla si escapamos de la dictadura del objetivo del fotógrafo, como en la física cuántica, a la que pertenece no sólo la realidad submicroscópica sino el universo todo pues lo improbable sólo es una concatenación de datos convertida en real en uno de los muchos mundos paralelos posibles. La construcción de la complejidad por colapso de probabilidades estadísticas y de hechos aleatorios que producen causalidad.

Yo veo un hecho (creo verlo claro desde mi perspectiva, mi evaluación y juicio, mi seguridad de observador discreto e independiente, pero todos esos conceptos son si no falsos al menos poco fiables: mi perspectiva puede estar sesgada y además hay otras muchas, mi evaluación y juicio dependen de datos que yo tengo almacenados y disponibles o de aquellos que puedo ver y oir allí fiándome de mis flacos sentidos y de los prejuicios ycapacidad de raciocinio más o menos inteligente qe presumo poseer; mi seguridad como observador también depende de la concentración y las distracciones del entorno, de los múltiples pensamientos en paralelo de mi incosnciente activo y de otros factores endógenos y exógenos que lo afectan, como sustancias del estado de ánimo o ambientales, desde endorfinas y otras hormonas a drogas disfunción sensitiva.

La Historia y las historias, como extensivo común de ese intento por inmortalizar al género humano como paliativo al imposible aún del personal, no son pues mas que una impostura intelectual despótica que el Sistema económico de transmisión de PODER y PROPIEDAD se ha inventado para imaginar un futuro que lo justifique. Una cosa son los cuentos, los relatos fantásticos de la caverna o alrededor de una hoguera para entretenerse, la fantasía o literatura con que los viejos atemorizaban a los niños y les daban razones increíbles sumergiéndolos en la duda y con ello afianzando su credibilidad, la FE en la PALABRA de los mayores como única fuente de memoria transmisible, salvada con las pequeñas alteraciones e incorporaciones de lo nuevo que cada generación ponía en la impronta, para comprender los fenómenos asombrosos de la NATURALEZA, el ORIGEN de los pueblos y la necesidad de la guerra o la cooperación para sobrevivir.
Y, claro está, luego según se iba produciendo una acumulación progresiva de bienes y tierras, los que manejaban el Poder y pretendían seguir haciéndolo y que sus hijos heredasen su patrimonio: padre, patria, patrón, patraña..., podrían controlar el adiestramiento totémico de los dominados convenciéndoles con historias que les hicieran pensar y aceptar su sometimiento al poder superior frente a la razón con las que la manipulación mental pareciera natural al llevar desde una época incognoscible "in illo tempore" al preceptivo futuro en línea de sucesos que incluye el momento presencial como epifanía de lo necesario cumpliéndose.

Una especie que descubre el poder de comunicarse y construye una memoria intangible y falseable,  más allá de los genes y el instinto directo de supervivencia. Una especie que acepta la sociabilidad para defenderse del mundo natural y encuentra la palabra como génesis ("en un principio, fue la palabra...") de su existencia humana consagrándola en mitos, estructurando ritualmente su transmisión para garantizar los medios de subsistencia como propiedades incardinadas al totem familiar, tribal, colectivo de garantía cruzada: en el tiempo diacrónico de las generaciones y en el mítico sincrónico de los ancestros con destino, al que los presentes deben contribuir aceptando la historia y definiéndose como participantes para alcanzar ese DESTINO que espera ahí, al final sino en la vida de cada uno al menos si al cabo de las fatídicas muertes de los hijos de los hijos tras las que espera un Paraíso de algún tipo (unas veces aquí en la misma tierra, como en el caso de los historicistas laicos tipo comunista por ejemplo, o en un etéreo lugar de la deidad de turno). Un lugar que sólo se alcanzará colectivamente si se cumplen los sacrificios requeridos a la sociedad (familia, tribu, raza, género, civilización,...) y sus individuos, los cuales, seres mortales que nunca verán la cumbre del Destino, pueden tener premio personal si hacen lo exigido y ofrendan su mismidad con la satisfacción de ser reconocidos en vida o muerte por los suyos y con otra vida eternizada junto a los ancestros y sus dioses en algún idealizado lugar maravilloso de gozo o castigo (un ideal cielo o un asqueroso y sufriente infierno para purgar las fechorías).

Así que, los seres humanos que tras reflexionar sobre ese patrimonio memorístico fastuoso y barroco así como infame y falaz que, sea cual sea la cultura y la etnia, la riqueza o la miseria conduce inexorablemente a la Gran Mentira de la Historia, nos declaramos no creyentes, apátridas y escépticos extremos pero al mismo tiempo compasivos y no beligerantes, somos los desahuciados de la Civilización historicista, los que no esperan nada ni de dioses ni de humanos más allá de sus programas inventados. Y, a pesar de todo, sabemos que el Mundo es así, que no está más tratar de cambiarlo para mejorar la calidad de vida de los seres que lo habitan, nuestros engañados congéneres y otros animales más o menos inteligentes (es demasiado presuntuoso creer que el Humano con esos aires de superioridad que le llevan a establecer categorías y decidir que puede masacrar en su benefico a las "inferiores" viva mejor su única existencia real que una ballena o delfín, un chimpancé bonobo o un elefante sin perspectiva histórica pero sobreviviendo genuinamente con sus recursos durante su vida y ayudando tal vez a sus congéneres en el medio que la evolución les ha proporcionado) defendiendo el entorno natural frente a los especuladores corruptos e irresponsables sociales que extenúan los recursos del planeta, explotan a otros humanos y destruyen por placer o consumismo inútil, por intereses bastardos y abuso de poder todo lo que está a su alcance y que tramos de buscar pragmática pero con fundamentos principistas éticos excepcionales y de defensa del derecho común frente a los privilegios de casta o de cualquier clase mejorar la existencia en este mundo único que flota gravitatoriamente en una máquina universal de Tiempo donde somos una miajita de nada envuelta en ilusiones.

Juan Luis Jaén Urueña (pensando en mis hijos Hugo y Juan y en mi nieta Alejandra), un 30 de junio del año dosmil catorce de la cronología oficial.

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Madrid, Madrid, Spain
Soy fotógrafo de prensa en MADRID y además me gusta escribir. Tengo ya 60 años. Y opino que si no hubiera ni religiones con dioses ni ideologías totalitarias el mundo iría mucho mejor. No creo en la propiedad porque entré sin nada y así me iré de este mundo. Pero sonrío siempre que puedo a la gente (lo que produce efectos de todo tipo: unos se mosquean y otros me la devuelven). El cambio revolucionario lo están produciendo las mujeres al incorporarse a los usos del poder, así que espero que la sociedad vaya mejorando sin violencia y que el mundo detenga la locura de las guerras y los fanatismos para que algún día nuestros nietos vivan mejor. Mi otro Blog ¿POR QUÉ? es aún más descarado.