miércoles, marzo 14, 2007

AQUELLOS POLVOS, ESTOS BARROS.
He hablado en algunos artículos del "compromiso de la Transición" como si estuviera de acuerdo con aquello o, al menos, lo asumiera como "mal menor" de la democracia. Pues bien, ésto último está más cerca de mi sincera verdad.
Aquello fue una verdadera chapuza (que, como dicen los evolucionistas de los ojos, salió bien por chiripa, pero funcionan) bastante repugnante entre los postfranquistas monárquicos y las oportunistas élites de los partidos eurocomunistas, socialdemócratas, nacionalistas y neoconservadores reunidos todos bajo epígrafes de demócratas.
Allí estaban los suaristas y la corona, que veían inviable mantener la peste franquista, muerta la rata fundacional, y buscaban una salida que garantizase pasar al rango europeo con el menor trauma civil posible. Invitaron a Felipe González, un ambicioso abogado sevillano que había conseguido meter en cintura y controlar al dividido PSOE del exilio y del interior en Suresnes. Y estaba Santiago Carrillo, un astuto postestalinista que comprendió en su exilio, pero bien informado desde el interior por clandestinos y públicos dirigentes obreros e intelectuales que daban la cara aquí, que era necesario negociar incluso con el enemigo, siempre que éste no fuera la bestia negra Franco con quien se odiaba a muerte mutuamente. El PCE de Carrilo estaba depurándose de "intransigentes" tras la respuesta a la invasión soviética de Praga y su entente con el italiano Berlinguer con quien había inventado una vía eurocomunista en respeto a las instituciones democráticas. Aunque no podía deshacerse de Pasionaria, muy estalinista ella pero vieja y reconvertible su imagen pública en la de la vuelta del exilio a la patria, lo que era exigido en círculos demócratas europeos para "normalizar" España. Recuerdo los cánticos de aquellos días "Si, si, si, Dolores a Madrid, que Carrillo ya está aquí", después de su detención y puesta en libertad por Suárez.
Éste, antiguo jefe del Movimiento Nacional franquista, y sus monárquicos asesores juancarlistas jugaban partida doble en una sóla mesa, porque había dos superestructuras políticas de poder futuro en la palestra opositora. Primero fue la Junta Democrática, organizada por el PCE y la mayoría de los grupos políticos activos en el interior, embriones de partidos democráticos burgueses, nacionalistas y los monárquicos donjuanistas (el padre del actual rey, exiliado en Portugal). Contaban con toda la estructura e infraestructuras comunistas y de las ya casi públicas Comisiones Obreras, Coordinadoras barriales y regionales, que nos estábamos descubriendo en los lugares de trabajo, estudio y calle. (Recuerdo los últimos meses del 75 y el año 76 entero, llenos de debates y efervescencia política, cuando salimos, a pesar de que las leyes aún nos llevaban a juicios por ello, a la luz pública, diciendo en los centros de trabajo, las universidades y las asambleas de barrio "Me llamo Tal y soy miembro de Comisiones Obreras. Lo digo para que todos lo sepáis, incluidos los chivatos, los empresarios y la policía, porque ha llegado la hora de empezar a ganar la democracia en cada sitio por nosotros mismos. Si nos detienen, esperamos que vosotros nos defendáis".
Luego, el PSOE, que no tenía apenas estructura militante en el interior de España, ni sindical, ni barrial, más allá de un puñado de intelectuales y simpatizantes, jugó fuerte para establecer sus poderes frente a su futuro competidor comunista, al que esperaba superar en votos con campañas propagandísticas, que eran entonces financiadas por socialdemócratas alemanes y suecos a través de fundaciones y donantes opacos. Porque el PCE le superaba en militantes e implantación en todo el país, pero especialmente en zonas obreras que tenían que ser en un principio su objetivo de voto.
Así que, Felipe González, inexplicablemente para la mentalidad de entonces (se dijo que los enviados del régimen le hicieron promesas por dividir la oposición), no entró en la Junta Democrática y constituyó con unos cuantos democrata-cristianos y algunos grupúsculos segregados del PCE un engendro sin bases que se llamó Plataforma de Convergencia Democrática, según se dijo después porque algún enviado del franquismo le pidio que no se mezclara con los comunistas si quería pillar cacho cuanto antes. Recordemos que en aquella época, desde los republicanos a los restauradores monárquicos de Don Juan que pretendían restaurar a éste porque veían a su hijo Juan Carlos, que había jurado fidelidad a los principios de Movimiento y lealtad a Franco, demasiado pegado por su educación en Madrid a los fascistas del antiguo régimen hasta el punto de que era llamado popularmente "el pelele" y tenido como continuador del franquismo por todos. En una encuesta de mayo del 77 (Silvio Mtnz. Turión y Julio Feo) de la que 3 respuestas entre 100 no se hicieron públicas, éstas daban un 75 % de preguntados como republicanos y sólo un 25 % monárquicos). Un estado de opinión que estuvo en el aire hasta que el 23-F del 81 cuando, al ver al rey Juan Carlos vestido de uniforme pedir a las tropas que se retiraran a sus cuarteles, a pesar de la ambigüedad con que contaban los golpistas como el general Armada, que asumió todo el marrón al comprender que se había quedado con el culo al aire, se ganó al pueblo español y los demócratas en general, al poder respirar en paz. Aquella noche muchos nos pasamos a la clandestinidad de nuevo y respiramos, aún con muchas dudas por supuesto, cuando vimos en la tele el famoso discurso del rey.
Pero siguiendo con la primera etapa de la Transición, Felipe González fue un político muy ambicioso y con visión de futuro al que Suárez y los enviados del rey pidieron que se pusiera de acuerdo con Carrillo, puesto que no había forma de democracia que pudiese ser aceptada con exclusiones al ver que las movilizaciones en la calle seguían siendo diarias, frente a la represión policial y los ataques fascistas continuos, las protestas reivindicativas obreras y estudiantiles, nacionalistas y de los barrios populares sin cesar, en las que siempre participaban de una u otra forma el PCE y otros muchos grupos a la izquierda que no consentiríamos quedar fuera del proceso electoral, ya que aunque no nos tragáramos la transformación repentina del régimen queríamos participar en la vida política para defender nuestras opciones legalmente.
Suárez legalizó en semana santa el partido de Carrillo con gran escándalo de los generales franquistas que protestaron, algunos dimitieron y acusaron de traidores a los pactistas. González terminó por aceptar la extensión de legalización a todos los partidos y sindicatos, no sólo los grandes como en principio pretendían, y todos ellos se unieron en una Platajunta que negoció con los postfranquistas una maniobra incruenta para ambos que acabaría conociéndose como "la Transición a la española", en la que se dejaban sin juzgar los crímenes cometidos por todos los franquistas, las torturas, las injustas condenas de cárcel a los opositores, las operaciones fraudulentas de las familias franquistas e incluso el propio proceso de transformación de una monarquía elegida a dedo por un dictador sanguinario en otra de corte constitucional, sin hacer depuraciones de culpables, ni limpieza en las fuerzas represivas.
El resultado conseguido con una ley electoral promulgada por los que tenían que ganar, la UCD, que era un amasijo de neofranquistas vergonzantes y neodemócratas sin currículo en mogollón, sólo para garantizarse el poder y que entraría en crisis en cuanto hubo democracia, pero que consiguió, según la cocinita de Martín Villa (ministro del Interior al que Peridis sacaba siempre con una olla) el 35 % de los votos, el PSOE el 29 % y el PCE el 9% y la AP de Fraga sólo un 8%. Mediante el sistema mayoritario de recuento (d'Hont) fueron 165, 118, 20 y 16 diputados respectivamente, lo que permitía a Suárez imponerse a los más recalcitrantes y a González mojar la oreja a Carrillo, el cual esperaba mucho más con su tradición de lucha, lo mismo que Fraga de los franquistas.
Entre ellos y en secreto, dejando fuera al mismísimo profesor Tierno Galván, cocinaron la Constitución y acordaron callar sobre los asuntos delicados, que unas heridas abiertas y sin cicatrizar aún, tenían entonces los españoles. Como todo iba en el mismo paquete no había manera de separar la monarquía restaurada en la figura de D. Juan Carlos, el laicismo mesurado pero con mención eclesial católica, las libertades cívicas fundamentales y las autonomías sin desarrollar, etc etc que llevaron a que en sitios como el País Vasco y Navarra menos de un 50% votase el texto y que en general sólo una tercera parte de los españoles dijera SI al conjunto, unos por unas cosas y otros por otras. Aunque ahora todo el mundo se reclama de la Constitución.
TREINTA AÑOS DESPUÉS
Pasado el tiempo y perdonados los pecados de los criminales, cuando la memoria histórica, sin embargo, exige reparación sentimental como enterrar a los muertos de los arcenes para cerrar las heridas de sus deudos, aquellos que se libraron de pagar sus crímenes se enfadan porque los cadáveres desperdigados piden descansar en paz en una tumba donde llevarlos flores. Esos que fueron perdonados por los demás españoles para transigir y vivir en paz y democracia se obcecan ahora y se niegan de forma egoísta. No quieren quitar los nombres franquistas y las estatuas y placas ofensivas de las calles y plazas, se quejan de que se trate de revisar procesos y rehabilitar presos que lo fueron por defender valores y derechos humanos. Y ante otras heridas, que nos duelen a todos hay que decir, se oponen a entrar en negociaciones políticas que sirvan para dar otro paso más en la reconciliación y la paz sin terror ni a dictaduras ni a pistoleros asesinos.
Aquellos gobernantes fueron y serán muy polémicos y vituperados por los descontentos que todo proceso deja, pero tenían que cumplir un papel de estado, entre sus propias mezquinas ambiciones de poder y la presión de la calle. Cumplieron con cierta mediocridad, pero con coraje evitaron otra guerra entre españoles. Y en esa continuidad está hoy el presidente Zapatero, con sus miserias y sus fallos si, pero frente a él tiene a una corte de estúpidos o miserables pseudodemócratas llenos de codicia por los negocios del poder que crispan los ánimos guerracivilistas cada vez que se sienten incapaces de acceder al gobierno por las buenas, o lo pierden a causa de sus errores, mentiras y conspiraciones fallidas.
¿Es que no tienen ni conciencia ni consciencia esos señores? ¿Porqué buscan siempre la confrontación, aquí y en Irak, se llenan la boca de frases vacías o improperios para cubrir su falta de coraje ante los problemas de verdad y su inutilidad como gobernantes más allá de hacer negocios especulativos y pegarse al líder mundial más tonto de todos los tontos?
¿Es que creen que fue fácil para nosotros aceptar que no se juzgaran a los asesinos, torturadores y ladrones, muchos de los cuales eran conocidos, algunos militares o policías, guardias civiles y políticos responsables de barbaridades en todo el tiempo anterior (como Fraga "la calle es mía" decía, ministro durante la represión y asesinato de los obreros vitorianos y de muchas otras huelgas), de aplastar violentamente a la oposición por defender su pan o sus ideas en los últimos años del franquismo, juicios sin garantías con tortura en la DGS (hoy sede del gobierno regional) y las comisarías, por parte de conocidos personajillos que luego siguieron haciendo carrera en empresas privadas y partidos de derechas, las condenas a garrote vil y fusilamiento pronunciadas por jueces fascistas que siguieron ejerciendo años y años, etc. Yo conocía a varios torturados y a un par de asesinados en plena transición. Incluso estuve en manifestaciones en que nos disparaban y algunos pobres jóvenes cayeron muy cerca de mi en la Gran Vía. A una amiga, Yolanda González, que vivía en casa de mi hermano, la secuestro un comando fascista de policías y pistoleros de Fuerza Nueva y la mataron en Aluche; porque era vasca y se vanagloriaba de serlo, la acusaron de etarra, lo que se demostró sin ningún lugar a dudas que era falso y que nunca había tenido contacto con esa organización, pero sus asesinos están en la calle ya hace muchos años, a pesar de que se fugaron y que para que se iniciase la investigación tuvimos que presionar con la recogida de cientos de miles de firmas entre las que estaban políticos e intelectuales de todas las posiciones políticas, además de personas normales. Ella no pudo cumplir sus 20 años llenos de entusiasmo por cambiar esta sociedad por otra más justa, como tantos otros muertos en la calle o en despachos de abogados como los de Atocha, fábricas como Citroen de Vigo, Seat de Barcelona, Vitoria, Getafe, etc. Y nos tenemos que aguantar la rabia cada vez que la derecha aún victimiza su papel para no avanzar un paso más en esta España atribulada por los rencores y las envidias de siempre. Cuando los familiares de las víctimas de ETA se acuerdan de sus muertos, quienes los comprendemos estando en otro lado, nos acordamos de los nuestros también y exigimos a los vociferantes que se calmen y piensen en un futuro para todos, todos. Y, los que son responsables al habernos metido en una guerra ilegal e injusta de las muertes y del peligro de los otros atentados y no supieron arreglar el laberinto vasco cuando gobernaban, lo menos que podrían hacer es callarse y contribuir al entendimiento pacífico.

lunes, marzo 12, 2007

CORTINA DE HUMO (Tapar mentiras con mentiras)
Toda la campaña actual del PP contra el Gobierno por el asunto "deJuanaChaos" no es más que una enorme cortina de humo para que la "amenaza ETA" y la "sagrada venganza de las víctimas" ocupe todo el lugar en la prensa y en las vapuleadas mentes del pueblo español, como ya hicieran Bush y sus secuaces con el tema del terrorismo que amenazaba USA con armas de destrucción masiva, y que había que destruir en Irak lanzando una conveniente guerra contra Sadam Hussein. Los cabezas pensantes del PP están tratando de
tapar la realidad del Juicio del 11M que demuestra cada día que mintieron y que su santa ira antiterrorista oculta sus verdaderos intereses de poder. Odian al PSOE y a Zapatero por haberlos dejado en ridículo ante el mundo.
No comprenden siquiera que eso, si tuvieran un poco de humildad política y una ética de la responsabilidad, es mucho mejor que el pantanal bélico en que aún están los norteamericanos (más de 3.000 soldados muertos y decenas de millares heridos, por no hablar de los centenares de miles de iraquíes civiles asesinados) por dejarse arrastrar por una pandilla de mentirosos puestos en el poder para incrementar los beneficios de las grandes compañías armamentísticas y energéticas: Los estadounidenses y sus aliados estratégicos perderán con toda seguridad esta guerra, como ya les ocurrió en el Vietnam, donde también querían imponer una "democracia" a su gusto, pero no así las grandes empresas que los surten de armas y sistemas de seguridad en todo el mundo, ni las que fueron a "reconstruir Irak" y en cuyos consejos de administración estaban el vicepresidente Cheney, Wolfovich, Rumsfeld, Rice y muchos otros del propio gobierno que encargó la guerra. Esas van a seguir ganando dinero cada día que continúe con la sangre de las víctimas y sus asesinos.
Tras la guerra de Vietnam, los dirigentes belicistas comprendieron que había que ocultar la verdad, el drama de los cadáveres en sacas y a los mutilados física y psíquicamente, embelleciendo su arrogante poder y mostrando un enemigo cruel capaz de cualquier cosa si ellos no se lo impedían. Algunos sacaron lecciones, otros no. Es decir, no estan interesados en esa clase de lecciones que los muestre como perdedores; por eso dicen apoyarse en Dios, que habla con su presidente en persona para guiarlo, y se sienten capaces de seguir dando cabezazos contra un muro que no pueden derribar. Han conseguido lo contrario del propósito inicial, que era debilitar al terrorismo integrista islámico mundial, y ahora AlQaeda se sigue riendo de ellos y nos amenaza a todos por su culpa.
Mintieron ante todas las cadenas de televisión y la prensa sobre la realidad de las armas de destrucción masiva con un descaro que, si tuvieran el más mínimo pudor ético, les obligaría a dimitir y esconderse y a sus paisanos a exigir el "impeachment" de todos ellos. Sus métodos de secuestro, torturas y asesinatos se pueden ver en Guantánamo, pero eso sólo es la punta del iceberg. En los juramentos que hoy vemos de sus declaraciones antiterroristas se puede apreciar claramente (sin ser psicólogo de gestos, siquiera) como mentían a sabiendas, para pedir el poder de masacrar con su imperial ejército a quien se les pusiera en gana. Y las disculpas que ahora dan sobre "no se podía saber... todo el mundo creía... etc." son pura filfa, que no justifica nada más que su suicidio político inmediato, incluso de los que se han retirado, como Aznar, para no volver a hablar ni una palabra más en público por mentirosos. Pero siguen forrándose dando conferencias en las que se declaran "inocentes" porque no sabían lo que todo el mundo.
Por eso este país se oponía a la guerra, ya que o somos más listos que ellos o simplemente tenemos más vergüenza. Y, en cualquiera de los dos casos, su papel resulta despreciable. Aquel gobierno de Aznar, con Rajoy de segundo, Acebes en Interior y Zaplana de portavoz, cayó democráticamente y todos esos conspiradores de pacotilla se quedaron tan pasmados que han sido capaces de reaccionar y siguen dando caña, cuando lo que tendrían que hacer es irse todos a sus malditas casas a contar mentiras a sus nietos, tralará...
Incluso, la ínclita Esperanza Aguirre, una de cuyas consejeras, Elvira Rodríguez, fue ministra de Aznar y ahora sigue con el uso de métodos conspirativos en Transportes y acusa a los trabajadores del Metro de Madrid de sabotear los trenes, los cuales se averían continuamente por falta de mantenimiento, para que los usuarios nos enfrentemos a ellos, mientras se dedican a inaugurar bonitas estaciones nuevas cada semana. Pues bien, la actual presidenta de la Comunidad discutía conmigo mismo en los preliminares de la guerra de Irak, con el insólito argumento, una vez se quedó sin respuestas frente a los míos que no eran otros que los de todos los demás pacifistas españoles, que "si lo decía el presidente Aznar, ella lo aceptaba como
guay". Y se quedó tan fresca aunque le vaticiné que así perderían las elecciones. bien es cierto, que cuando un año después se lo recordé , ella dijo tranquilamente "pues si dijiste eso, acertaste". Ese fue su balance político.

Además, todo el mundo sabe que también mienten los del PP cuando niegan que dieran trato especial a etarras, incluso con sangre en sus manos, y que al mismo "deJuanaChaos", que hoy prefieren ver morir de huelga de hambre en una curiosa forma de compasión cristiana, le redujeron la pena por escribir un libelo proterrorista. Simplemente, está en las hemerotecas y archivos de TV, pero gritan y se manifiestan insultando y amenazando a un gobierno que actúa políticamente, haciendo lo que considera mejor para llegar a la paz vasca. Tal y como ellos habían intentado seguramente con peor fortuna y acierto, porque durante el tiempo de Aznar hubo más de 70 asesinados por ETA y conversaciones con sus enviados.
A casi todos los socialistas, igual que a los populares y a cualquier persona con conciencia y memoria, les repugnan muchas actuaciones políticas que se llevan a cabo, pero se sienten responsables y tiran para delante. No creo que al presidente Zapatero le haga ninguna ilusión ver al execrable deJuanaChaos reirse junto a sus coleguitas de las víctimas de sus acciones. Pero es necesario atraer a quienes tienen opciones radicales al terreno de la discusión en lugar de a la guerra permanente con ellos, porque con la confrontación bélica o policial se puede acabar con muchos militantes, pero nunca con las ideas que defienden y éstas siguen pariendo más militantes desde el martirilogio. Lo demuestra Irak, lo demuestran las franquicias terroristas de AlQaeda, lo demuestran Irlanda y el mismo País Vasco.
Es imprescindible integrar políticamente en el sistema a la disidencia, o la guerra fanática no tendrá fin. Porque siempre hay quien alienta desde ambos lados, con mentiras, mitos pseudohistóricos, sentimentalismos de terruño y con armas a buen precio. Y siempre sacan tajada los mismos.
Así pues, toda esa indignación por lo del terrorista en huelga de hambre es una cortina de humo formada por mentiras y rencores patrios para ocultar que el juicio del 11M, donde se juzga a los islamistas y cómplices, está mostrando sus otras mentiras y dejándolos en evidencia.
Esa "santa ira" vengativa está tocando a muchos españoles que no ven más que el dedo que señala la luna y no miran más allá al lugar de la auténtica realidad. Han salido a la calle junto a los mentirosos que los han estado engañando una y otra vez y contra un gobierno que ha dicho la dolorosa verdad respecto a la negociación del gran problema vasco que los otros no resolvieron, ni saben buscar soluciones que no sean de choque. Tal vez el gobierno de Zapatero se equivoque al acercar a su casa a un asesino, pero no engaña, mientras que el del PP hoy tan indignado lo hizo con cientos de ellos y miente cuando trata de ocultarlo con frases vacías muy emocionales.

Se trata pues de un falso debate inventado por manipuladores que conocen la sed de venganza existente en España contra los asesinos que se burlan de la democracia. Es una mezquina nimiedad discutir todos los pormenores de la vida emocional de un canalla que toma tintes de ordalía para exacerbar los ánimos del rencor. El problema vasco no depende de esa basura humana ni de la compasión humana por él. Es un asunto político donde ese peoncillo está jugando al gambito de caballo. Lo importante es la negociación imprescindible se quiera o no por españolistas y abertzales, para garantizar democráticamente que todos los habitantes vascos tienen derecho a votar sus opciones, dentro y fuera del sistema, constitucionales o no.
El rencor vengativo no hace patrias en un mundo que se enfrenta en el próximo futuro con retos mucho más graves que la ridícula obsesión nacionalista de unos y otros, pero en el que los políticos arteros siguen pescando en el revuelto río para sus propios intereses y los de quienes desde atrás se benefician del miedo. Esos sólo se interesan por el dinero que sale de vender soluciones técnicas contra el pavor y les vienen estupendamente el terror y los muertos.
Y lo que parece ahora claro es que a los del PP no les interesan los españoles (y mucho menos quienes se sienten vascos o catalanes, desde luego) sino el poder sobre todos ellos que los permita manipular el país y hacer buenos negocios. Saben que su actual equipo está
amortizado si consiguen ocultar las mentiras del anterior y resquebrajar la confianza en quienes los sustituyeron por voluntad mayoritaria. Por eso los lanzan a destrozarse contra el muro de la realidad con los argumentos invertidos de sus propias acusaciones: Ellos, que nos metieron en guerra y fueron incapaces de solucionar el laberinto vasco, acusan a Zapatero de vendepatrias y traidor que cede ante el terrorismo y se entrega a ETA. Como su teoría de la conspiración, que tanto dinero ha dado a ganar a los que la propagandizaron estos años, es un fracaso ante la evidente realidad, se imaginan otra conspiración de ZP con ETA, para ver si mientras ellos se queman pueden incendiar el gobierno enemigo, con una mentalidad típica del terrorismo fundamentalista. Por eso no les importa montar numeritos desleales incluso fuera de España, en conferencias del gran mentiroso o con banderas ante las embajadas. No tienen el más mínimo pudor político porque sólo les vale ganar. Y, si pierden y no les sale bien su maniobra tratarán de liar a los españoles con una alternativa ya en curso: Esperanza Aguirre, que no deja ni respirar a la oposición de izquierdas en la Asamblea de Madrid. En la última propuesta de hacer un documento contra el terrorismo, su portavoz Beteta dijo casi literalmente "este es nuestro documento, si quieren unidad, apóyenlo; porque no vamos a cambiar ni una coma" Y no aceptó, sobre un tema como ese, ni una sugerencia de las que se hicieron. Y su vice, Ignacio González, que ya cuenta como segundo en la lista a las próximas elecciones, tomo la palabra por concesión de alusiones, fuera de turno, de la presidenta de la Asamblea sólo para insultar al gobierno de la nación y embarullar el debate. Y si los estudiantes se han asustado de lo que abuchearon al presidente en el Senado hace unos días, tendrían que pasarse por la Asamblea y ver que ese es el pan de cada día de los populares, que gritan, golpean las mesas y abuchean a la oposición, sin escucharla, en cuanto empiezan a hablar de algo que les parece mal.
Pues esa señora es la alternativa del PP. Alguien de gran carisma populista que cuenta con un currículum de instituciones tremendo, pero una calidad política tan mediocre que sus argumentos demagógicos suelen ser de nivel infantil. Pero ¿quién necesita un buen político cuando se trata de tomar el poder aunque sea aprovechándose de la defección de un par de vendidos como ya vimos hace unos años? Los viejitos a quienes da cine a 1 euro hasta las elecciones y asegura más si gana y les promete lo primero que le piden (como un ascensor en una estación de metro, salvar el régimen de acelgas en una residencia o cualquier otra cosa que le sea solicitada y de la que, por supuesto, se olvidará a los dos minutos), los subvencionados de las ONGs fieles al PP (a la del 11M no le ha dado ni un euro) y toda esa caterva de clientes electorales entre los que no se puede dejar atrás a los empresarios de la construcción y afines, siempre contentos con las políticas de ese gobierno.

jueves, marzo 01, 2007

ACERCA DE UN ASUNTO NADA TRIVIAL.
Hoy han trasladado al etarra de Juana Chaos, que estaba en el 12 de Octubre atado y intubado por su huelga de hambre, al País Vasco para evitar que muera y se convierta en un mártir para la causa separatista. Todos los estamentos del PP en la oposición o en órganos del poder (por ejemplo, el alcalde de Madrid, la presidenta de la Comunidad, etc) se han manifestado en contra de ese cambio (a pesar de que cuando estaba Aznar de presidente del Gobierno obró de manera parecida en una decena de ocasiones) por razones humanitarias, no porque se le perdonen los crímenes cometidos (unos 25 asesinatos) sino para quitar un arma de lucha a sus seguidores que esperan su muerte para achacársela a toda España.
¿Es tan duro y vengativo el corazón de la gente del PP como el de los asesinos, o simplemente se trata de llevar la contraria en todo lo que haga el gobierno actual, toda vez que cuando ellos estuvieron ahí también se habían dado beneficios penitenciarios y acercamientos así como otras reducciones de pena, para quitar hierro al problema vasco, permitiendo la salida de algunos asesinos etarras u otras medidas?
¿Piensan que los criminales se reirán de nuestra compasión ciudadana, sin querer darse cuenta de la superioridad moral que supone una acción humanitaria frente al belicismo siempre a la defensiva de los partidarios del lema "cuanto peor, mejor"?
Todo culpable debe ser condenado por sus crímenes. Pero hay un momento en que los problemas políticos que ocasiona la obcecación no llevan mas que a empantanarse en la situación y, si ello supone pretender mantener sin representación a decenas de miles de partidarios de una opción, estaremos cayendo en una falta de lesa democracia que habrá que solucionar con iniciativas atrevidas para que no haya motivos de protesta. Esas medidas es evidente que molestarán a los más recalcitrantes de ambos lados. Entonces, han de dejar de considerarse los problemas exclusivamente desde el punto de vista de lo obvio y moralmente válido para la mayoría, hay que buscar otros puntos de vista. Como todos los asuntos estancados, imposibles de superar de forma lineal, es preciso pensar en otro nivel de alternativas fuera del sistema, al modo en que Edward de Bono llama "pensamiento paralelo" y lógica fluida". Hay que buscar perspectivas que implican siempre riesgo de meter la pata e incluso de hundirse en la mierda hasta el fondo, pero ese es el riesgo de la política viva.
El "problema vasco" es demasiado obvio para las dos partes y por eso mismo ambas creen tener razón y no se mueven de sitio: los abertzales están por la independencia y matan por ella o, cuando menos, luchan en la calle, desobedecen las leyes del sistema democrático con el que no se sienten identificados porque se consideran marginados por el mismo, dadas sus aspiraciones que lo exceden al pedir un cambio no constitucional en las reglas del juego y hacen victimismo de sus encarcelados por acciones terroristas, etc.
Por la otra parte, el nacionalismo españolista no acepta tales presupuestos de independencia de una región que pertenece a España desde hace siglos y que una vez incorporados a la Unión Europea no tiene sentido desgajar, además existen cerca de un millar de víctimas de atentados terroristas que no quieren ver a los asesinos en la calle por un acuerdo político. Son muchos, incluso en el País Vasco, que se sienten discriminados por las políticas nacionalistas del Gobierno de aquella Comunidad Autónoma y no pueden entender esa obsesión separatista ni otras limitaciones.
Pero por algún sitio hay que romper el muro de la intransigencia que conduzca hacia un final del conflicto y que nunca satisfará a unos ni a otros, pero en la que el Gobierno de todos tiene la obligación de buscar caminos de solución. En política no se puede obrar siempre con el corazón, aunque los que presumen de ser cristianos deberían ser capaces de compadecerse no sólo de un asesino que podría morir por su propia obcecación sino de las posibles futuras víctimas que habrán de caer sin duda si el conflicto sigue pudriéndose y los terroristas vuelven a las armas una y otra vez.
No tenemos que creernos que exista tregua alguna, pero respiremos mientras no están matando, persigámoslos policial y judicialmente, pero intentemos a la vez otras vías sin echar más leña al fuego de la venganza. Esa debería ser la lección aprendida de nuestra Transición, cuando los que habían perdido la guerra y la postguerra, en que Franco y sus seguidores masacraron a cientos de miles de republicanos, que eran los que defendían la legalidad democrática de entonces, cedieron y aceptaron un pacto por el que no se juzgarían los crímenes de la Dictadura, algo que ahora parecen haber olvidado todos esos demócratas de nuevo cuño.


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Madrid, Madrid, Spain
Soy fotógrafo de prensa en MADRID y además me gusta escribir. Tengo ya 60 años. Y opino que si no hubiera ni religiones con dioses ni ideologías totalitarias el mundo iría mucho mejor. No creo en la propiedad porque entré sin nada y así me iré de este mundo. Pero sonrío siempre que puedo a la gente (lo que produce efectos de todo tipo: unos se mosquean y otros me la devuelven). El cambio revolucionario lo están produciendo las mujeres al incorporarse a los usos del poder, así que espero que la sociedad vaya mejorando sin violencia y que el mundo detenga la locura de las guerras y los fanatismos para que algún día nuestros nietos vivan mejor. Mi otro Blog ¿POR QUÉ? es aún más descarado.