El absurdo archipámpano de la Iglesia Católica de Madrid dice estar de acuerdo con la imprudente reina de corazones bondadosos y lleno de ese afán tolerante que los tiene obnubilados ha pedido que se haga un referendum en nuestro país para abolir los derechos conseguidos por todos para que se puedan casar aquellos que tienen distintos gustos sexuales a los que la Iglesia considera "normales" es decir dirigidos a procrear, como si no hubiera ya suficiente gente en el mundo (y la secta católica sigue en contra de los anticonceptivos hasta allá donde el peligro del SIDA lo convierte en demencial). No lo plantea para el Vaticano que es donde deberían cambiar las cosas radicalmente al tratarse de un estado de solteros en el que no nacen ni crecen personas humanas sino dioses y curas que no están afectados desde nunca por los problemas sexuales de la Humanidad, claro, pero en cuyo gremio se da el mayor porcentaje de pederastas y pervertidos del mundo: como el uso de los cilicios y otros sadomasoquismos y torturas, la educación castradora con tabúes religiosos y aterrorizando a los niños/as con la amenaza infernal del castigo eterno y todas esas bobadas irracionales que, sin embargo, tanto daño han hecho y siguen haciendo a la libertad y a la capacidad de disfrute vital de quienes son llevados por sus padres a ese matadero mental que son las clases de religión. No se le ha ocurrido quizás que a los laicos (ateos o no) nos gustarían otros referendos para que dejaran de cobrar del estado español, para que en los colegios no haya ni clases de su sectarismo ni crucifijos u otros símbolos de mal agüero, que tal vez muchos de sus seguidores crean que todo esa parafernalia ridícula con la que se visten y hacen procesiones y misas (abolición de los funerales de estado, por ejemplo, o de la promesa ante la Biblia de los altos cargos) tendrían que recluirse en sus templos y no ser pagados jamás por el erario público, que no estaría mal plantear que sus cargos fueran electivos (por supuesto entre sus cotizantes, como hacen los partidos y sindicatos) y que una modernización real debería incluir mujeres en los mismos papeles que hacen los hombres en la secta católica, como están haciendo algunas iglesias cristianas protestantes y hasta los budistas. En fin que siendo tantos los referendos posibles ese purpurado carca elige el más absurdo, entre otras cosas porque hay una ley aprobada por ese parlamento democrático que a él parece tenerle sin cuidado. Así que ¿POR QUÉ NO SE CALLA, Sr. Rouco?