Algún día comprenderán los demagógicos medios de desinformación habituales tipo Telemadrid o El Mundo que la gente que acude a actos públicos se puede contar, sobre todo si dan imágenes aéreas de los mismos. Y es imposible que en la Cibeles (como en Colón cuando va el Papa, Rouco o el sunsumcordam en la que llegan a ver millones) quepan cientos de miles de personas. Ayer, por ejemplo, Teleespe decía que había mas de novecientos mil madrileños a favor de la Olimpiada de 2016, hoy el Mundo da más de medio millón, e incluso periódicos serios como el País dice que unos cien mil. Pero la policía y cualquiera que se moleste en contar por grupos sobre la base de las fotografías aéreas y viendo además que estaba llena de huecos no pasa de 30.000 festejantes (que son bastantes, creo yo). Pero les pierde contar con las ganas en lugar de con los ojos y eso no es buen periodismo, porque falsifica una realidad concreta en aras de un objetivo político: lograr que la corazonada del alcalde se convierta en una verdadera cabezonada. Porque, además, una cosa es un sueño y otra el despertar que vendrá dentro de 4 días cuando Madrid quede en el lugar que los manejos geopolíticos del COI quieran con cierta lógica: en 2012 va a haber Juegos Olímpicos en Londres (Europa, claro) y para el 2020 ya están preparando candidaturas París, Berlín, Roma, Praga, Moscú y otras ciudades europeas. Nunca se han desarrollado en Sudamérica ni en África, por lo que para los países iberoamericanos o del tercer mundo (ese eufemismo de pobres) el que se haga en Río de Janeiro, junto a las fabelas y el crecimiento económico es una oportunidad a apoyar y si no nos perdiera el patrioterismo y el egoísmo por ser protagonistas también esa tendría que ser nuestra opción ya que tanto nos tiramos el rollo con ellos. Luego están la Chicago de Obama y Tokio que no son moco de pavo. Así que, señores, dejense de marear las cifras al alza (30 veces más que la realidad es mucho sueño y cabezonada) y sean realistas. Eso, por no hablar del maratón de obras que nos espera con este alcalde megalómano que no deja el suelo en paz.