El espíritu de Mayo del 68 tiembla ante los ataques de nuestra valerosa "lideresa que corría descalza pisando charcos de sangre en Bombay". Y es que ahora le ha dado por meterse con otro icono de la izquierda, o de los "progres", como dirían sus acólitos de Nuevas Generaciones peperas. Para ella fue una cursilería fagocitada por la izquierda. Evidentemente no tiene ni la menor idea de lo que fue aquella revuelta estudiantil contra el sistema que empezó en la Universidad de Nanterre por discriminación en las clases. Los estudiantes encabezados por Daniel Cohn Bendit fueron a la Sorbona al serles cerrada la suya y se enfrentaron a la policía en el barrio Latino. La represión gubernamental los llevó a formar barricadas y sumar a otros colectivos obreros en huelga como la Renault que estaba en nogociaciones, manifestantes contra la Guerra del Viet-Nam y, en general, casi toda la juventud desencantada con una sociedad burguesa a la que ellos mismos pertenecían, logrando movilizar a millones de trabajadores que hicieron una Huelga General y que llevaron a derribar casi al gobierno De Gaulle, que tuvo que movilizar a toda la derecha en apoyo de su primer ministro Pompidou, pero que quedó ya tocado del ala hasta su abandono de la política. De ella salieron muchos de los que nutren actualmente las filas de la derecha francesa y europea (también española) y unos movimientos estudiantiles que conectaron con sectores obreros para crear un montón de partidos izquierdistas que pusieron en jaque al propio PCF y sus homólogos estalinistas hasta el punto de que sus consecuencias se extendieron creando contradicciones internas que produjeron el eurocomunismo de Berlinguer y Carrillo y una gran debilidad de las posiciones comunistas tradicionales por su falta de libertades, de democracia obrera y por el militarismo del bloque soviético, propiciando movimientos que fueron muy reprimidos en los países del este europeo, como en Checoslovaquia, Hungría, Polonia, Yugoslavia y demás. Tan heredero de mayo del 68 es la caída del Muro de Berlín en el 89 y las revoluciones de terciopelo como lo fue la popularización de ese gran dirigente antiimperialista que tanto odia la "lideresa", el Che Guevara al que muchos de los jóvenes que mamaron el 68 admiraban y proclamaban sus consignas de lucha (Por cierto, en la Casa de américa hay una exposición de Korda el fotógrafo que lo inmortalizó para las camisetas y posters). Era un momento histórico de crisis del sistema capitalista mundial en el que todavía se veían posibilidades de echarlo abajo, no como ahora que a no ser que la situación económica se profundice hasta el punto de que millones de parados no puedan consumir su dosis de mierda televisiva y comprar la basura promocionada a precios asequibles para rellenar su vacío existencial, ese que los "tontos de los cojones" tienen al ser incapaces de pensar por sí mismos y comprender que todo este putrefacto montaje sólo sirve para exprimirnos todo el rendimiento en el trabajo y en el consumo y que así los chupones que viven de nosotros y sus políticos a sueldo, que les facilitan las cosas privatizando lo público y organizando la justicia de modo que nunca pierdan lo que acumulan (como ahora que se reparten las ayudas para créditos que luego no dan o que montan pirámides financieras y sacan grandes beneficios que se llevan a paraísos fiscales sin devolver nunca lo que roban y así sucesivamente...). Es evidente que una política de derechas neoliberal, a veces se diría que filofascista en su estilo chulesco, no puede comprender un movimiento de masas como aquel, ni siquiera aunque fuera un gran fracaso y sólo aportase buenos sentimientos y eslóganes magníficos (para ella cursis) que todo el mundo conoce, un buen puñado de militantes antifascistas y antiimperialistas que pelearon en la calle contra la dictadura franquista entre otras cosas, algo que ella por supuesto no hizo pues, como su amigo Mayor Oreja o Fraga, se sentiría "tan agustito" y muy tranquila: su pedigrí democrático es muy pobre como todo el mundo sabe, menos sus fieles seguidores, pues en su propio partido no se la tiene por tal. Así que, más le valdría tener más cuidado al hablar y no "pisar tantos charcos de sangre" cuando va tan descalza de cabeza como de pies.