MADRID NO EXISTE (sigue de una entrada anterior, cap.1)
La inexistente capital del reino manchego tiene un burgomaestre arrogante y culto que sueña con ser presidente de un gobierno conservador-progresista (¡) por encima del deseo de sus socios. Tienen también una gobernadora, hermastra suya, que le envidia la elegancia del gesto y lo combate con intervenciones populacheras, como arrojarse a los brazos de los súbditos del reino prometiendo imposibles que los hacen felices y endigándole un puyazo en el costado a su hermanito cada vez que puede, o que aquel abre la boca y dice "YO".
La gobernanta es una hortera de cuidado, inconsciente de que en su lenguaraz discurso cotidiano mete la pata con frecuencia y no atina en los vocablos con tal de regalar los oídos de jubilados o besar carrillos de mocosos, mientras se deja besuquear por marujas preagradecidas que le gritan "¡guapa!". Acostumbra a vestirse de trapillo por un equivocado gusto populista y porque de mostrar sus galas de postín no podría destacar ni en los rastrillos de cotorras peleteras ni en los procaces actos partidarios. Pero tiene un punto interesante como "barbie" mil disfraces: siempre que puede se viste de otra cosa, como si una piel camaleónica prestada la pudiera asimilar de golpe a ella y su gobierno al grupo humano de bomberos, sanitarios, futbolistas, ciclistas, telegrafistas o frailes benedictinos, le da igual aunque no engañará nunca a las fotos con su sonrisa de pose y sus pulgares señalando su nombre escrito en la espalda, pues su afán es aparecer en las pantallas en calidad de miembro dirigente y ejemplar de cualquier cofradía del lugar. Tal vez, porque ella no tiene estrategia política en la cabeza mas que a través de una idea conductora con la que sublima realidades: algún día será la primera presidenta de gobierno del país, como lideresa carismática de los negocios de la derecha.
El burgomaestre, sin embargo, trata de ser sutil en su lenguaje de respuesta a la hiriente y fraternal gobernadora, prefiere postularse para todo y frente a todos a través de sus obras públicas, convirtiendo la ciudad en campo faraónico de proyectos inacabables con un horizonte olímpico en su esférico deambular, evitando mezclarse con el vociferante populacho al que gobierna sin ten er compasión por las víctimas urbnas que va dejando en cada cambio de aceras, árboles talados y zonas cero para construcciones monstruosas. Su estrategia es "por mis obras me conocereis, ciudadanos, cambiaré todo en apariencia para que nada cambie" en la sistemática destrucción de la imagen de ciudad que la memoria deja gris y adoquinada, ahíta del frío con abrigo de paño y la navidad de pavos y Chenchos.
Claro que ambos cuentan como cómplices de sus desfachateces oligocéntricas con la inestimable colaboración de una incapaz e inoperante oposición política que estuvo demostrando su impotencia paradigmática como las liebres de Esopo, dirimiendo "si galgos o podencos" mientras la subterránea corrupción y la infamante disputa por el cargo de ser nadie los abocaba a su papel de derrota en derrota. Y mientras otros se iban de "guateque" ellos cambia que te cambia candidatos sin carisma.
No es que del gremio de los públicos ciudadanos dedicados al gobierno o su resto, llamados políticos pudiera esperarse mucho más en la ciudad inexistente de La Mancha, donde aquellos vicios públicos no fueron nunca virtudes privadas y el tomate había de acabar espachurrado. Pero es que la ideología conservadora de la pragmática lideresa populista está cargada de oportunismo político pues, en realidad, lo único que le importa a ella y sus escuderos, tan dada como está a entregarse a los aplausos y parabienes de sus seguidores con promesas incumplibles, es el poder en sí mismo. Su predilección por el mal gusto en el vestir y sus humorísticas salidas de tono para justificar los agujeros de su programa no son otra cosa que el envoltorio de un soterrado corte fascistoide tipico de la derechona hispánica, con sus principios celtibéricos que recuerdan caudillos "porque entonces se vivía muy bien" o porque "sentaron las bases para el bienestar actual" (a esos, que estaban persiguiendo rojos no es raro que una dictadura les pareciera lo mejor), donde lo importante es ganar a sus oponentes con las armas que sean: si puede ser con la razón que le conviene en el pronto futuro de una inmediatez política, pero si no tirará de corruptelas secretas y amaños tránsfugas sin que le duelan prendas, puesto que todo se justifica en el clímax de su pirámide en poder ejercer su voluntad político-moral sobre las cenizas del enemigo. Y aunque la hipocresía de doble rasero mire casi siempre hacia afuera y no se le pasaría por la cabeza autocriticarse por mas que los hechos dieran razón de sus errores. Todo lo más, reconocer en privado un fallo de juicio sobre el que pasará por encima de inmediato sin dar lugar a la reflexión y mucho menos a rectificar en consecuencia por la terca realidad de sus meteduras de intuitiva pata.
En esta ciudad que no piensa, que crece y crece sin parar con el trabajo de los pobres y el beneficio de los ricos, con las obsesiones del poder y los fracasos de la justicia, donde mueren indigentes en la calle y mujeres apaleadas en los hogares, que se llena de luces navideñas que cuestan más a los ciudadanos que los programas de ayuda a los sin techo porque lo importante son los negocios, el comercio y las obras públicas para que el consumo desbocado no se pare nunca y los que mueran lo hagan de camino a un banco donde pagar hipotecas o a una tienda en la que comprar ilusiones que se frustraran al poco, donde las huelgas han de hacerse en plan salvaje y perjudicando más a los ciudadanos que a los patronos porque es la única manera de que les hagan caso, donde los pisos han alcanzado el valor de las joyas de la corona pero los sueldos siguen estando por debajo de los gastos mínimos para la mayoría de familias, en esta ciudad paleta y gris de funcionarios y manifestaciones en la que todo el mundo es bien recibido si tiene algo que gastar pero se echa a los que viven en zonas de próxima explotación inmobiliaria, de especulación y negocios turbios, hay muchas buenas gentes capaces de entregarse a los demás y la amabilidad todavía es paradigma de sus habitantes. Ahí es donde se puede decir que la ciudad no existe porque son sus vecinos quienes uno a uno hacen posible cada día y cada noche el milagro de la relación humana, a pesar de la política. Aquí nos ha tocado vivir y buscar entre la gente sonrisas y gestos sinceros, o al menos la satisfacción de que hacemos nuestro trabajo lo mejor posible.
Las reflexiones y dudas de un fotógrafo metronauta que ya no cree en casi nada y espera poco de quienes dirigen el mundo, el país e incluso la ciudad. Por si alguien las quiere compartir y discutir.
lunes, diciembre 31, 2007
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- Soy fotógrafo de prensa en MADRID y además me gusta escribir. Tengo ya 60 años. Y opino que si no hubiera ni religiones con dioses ni ideologías totalitarias el mundo iría mucho mejor. No creo en la propiedad porque entré sin nada y así me iré de este mundo. Pero sonrío siempre que puedo a la gente (lo que produce efectos de todo tipo: unos se mosquean y otros me la devuelven). El cambio revolucionario lo están produciendo las mujeres al incorporarse a los usos del poder, así que espero que la sociedad vaya mejorando sin violencia y que el mundo detenga la locura de las guerras y los fanatismos para que algún día nuestros nietos vivan mejor. Mi otro Blog ¿POR QUÉ? es aún más descarado.
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