jueves, abril 27, 2006

69 REFLEXIONES PARA EMPEZAR DE NUEVO
"Un santo, Lactancio, negaba la redondez de la Tierra; otro santo, Agustín, admitía la redondez de la Tierra, pero negaba la existencia de los antípodas. Sagrado es el Santo Oficio de nuestros días que admite la pequeñez de la Tierra. pero le niega el movimiento: empero, más sagrada que todas estas cosas es para mi la verdad, cuando yo, con todo el debido respeto por los doctores de la Iglesia, demuestro, partiendo de la filosofía, que la Tierra es redonda y habitada por antípodas en toda superficie; que es de una pequeñez insignificante y corre veloz entre los demás astros" (J. Kepler, Astronomia Nova). "Ahora bien, que nadie crea que al asentir con esta mi liberalidad a Galileo deseo impedir a otros la libertad de discrepar de él. Lo he alabado con sano juicio y por mas que haya emprendido aquí la defensa de algunas creencias propias, lo he hecho convencido de su verdad e intención seria, si bien prometo rechazarlas solemnemente tan pronoto como alguien más sabio que yo demuestre el error con un procedimiento legítimo" (J.K. "Conversación con el mensajero sideral")

1-
He leído que los límites de nuestro espacio-tiempo están separados por 60 órdenes de magnitud: a una escala de 10 elevado a 28 cm. como radio observable de nuestro Universo, viene a ser tan plano como en la longitud de Planck (10 elevado a -33): las líneas paralelas no se encuentran. También, que cuando vemos como un punto un supercúmulo de galaxias de 100 megaparsecs de diámetro (un megaparsec es una distancia de 3,26 años-luz y un año-luz viene a equivaler a unas 63.000 veces la distancia de la Tierra al Sol; y el centro de la Vía Láctea está a unos 10.000 parsecs) y un leptón (que es una de las partículas que conforman los átomos y que mide una centésima de fermi (el fermi es una medida de longitud equivalente a 10 elevado a -13cm., o sea una diezmilésima de milmillonésima de cm) están separados por 41 potencias de 10, entonces encajan sus estructuras. Es decir, que mirando por un supertelescopio orbital como el Hubble y a través de un detector de partículas subatómicas como el del CERN en Ginebra, en ambos casos, un punto es un punto es un punto (aparentemente). Y entonces, teniendo en cuenta que en realidad la Materia es una forma de energía compactada a causa de la curvatura del espacio-tiempo y que se produjo en menos de un segundo tras el Gran Desparrame, me tengo que preguntar: ¿Y yo, que soy, desde ambas perspectivas?.
Bueno, Sé quien soy y qué parte de mi representa al conjunto. También sé que la muerte me sumará fisicamente allí. Pero no se hasta qué punto mi propia individualidad puede conquistar un hueco en la fosa común y seguir siendo parte de mi. Lo malo es que no lo sabré hasta que sea demasiado tarde, cuando quizá ya ni siquiera sepa que lo sé. Talvez por eso, lo que me da más fuerza para resistir en esta vida cuando me siento deprimido es pensar, hasta el punto en que se puede ser consciente de algo así, qaue después de esta vida no me espera otra, ni eterna ni por reencarnación, lo cual me hace sospechar que más vale ésto que nada.Claro que me agradaría encontrarme con una sorpresa el día de mi muerte, al otro lado del famoso túnel de luz, y formar parte de alguna conciencia universal, aunque perdiese el Yo construído en la interacción de mi cuerpo creciendo y lo que iba aprendiendo mi mente, pero seguramente ya no sería Yo, sino alguna clase de sustancia inmaterial en el frondoso espacio de lo incomprensible. Porque del Más Allá no se regresa (a no ser que se me haya olvidado que antes estuviera en otro cuerpo).
Lo cierto es que sigo siendo ateo. Y creo sinceramente que los argumentos ontológicos sobre un dios personalizado y exterior son falacias producidas por el miedo a la oscuridad que, y eso es lo grave, sirven para construir burocracias eclesiales que destruyen cualquier idea misma de un ser absoluto. Porque no puede haber existencia fuera de la existencia. Y si dios fuera un ser absoluto y extraño en todas las potencias que se le atribuyen, no podría dar lugar a creación alguna de ello, pues su enorme magnificencia ni precisaría ni dejaría de hacerlo tal creación. Y atribuirle el humano sentimiento de querer verse reflejado, adorado, obedecido sumisamente por seres inferiores a él es un sinsentido tan absurdo como grotesco. Sólo ocurre que se confunde el miedo a la muerte con el deseo de eternidad, y a eso que nos ocurre a todos los humanos, dado el carácter cerrado del concepto, pero lo abierto de la facultad de razonar, lo quisimos llamar dioses mientras se nos ocurría otra cosa mejor. Lo jodido es que haya durado tanto y servido para los viles fines de tan pocos sinvergüenzas. No hay pues mas dios que lo que existe (que diría Spinoza), que no debemos confundir con lo que perciben nuestros sentidos acostumbrados a seleccionar solo parte de lo que hay. De tal modo que todos somos dios y nada lo es. Y si algo queda de cada ser que haya existido, existe o existirá alguna vez, su maravillosa síntesis inteligente que hace a la energía convertirse en materia, que hace crecer un cristal, que permite desarrollar una forma de vida distinta en cada nicho, adaptando lo contingente en interacción para responder de billones de maneras a ningún otro propósito que estar aquí, eso será al final del Todo, que es como decir al principio, pues el tiempo y el espacio son meras propiedades topológicas, lo más aproximado a Dios: ni más ni menos. Pero, eso si, por vergüenza torera al menos deberíamos tener la dignidad y responsabilidad que otrogamos a los dioses cada uno de nosotros y proteger y amar lo que queda a nuestro alcance. Ese tendría que ser el modo de alabar a cualquier hipotético dios, y no con sectarismos parroquiales de ninguna religión organizada. Es más, yo les diría a todos esos patéticos clérigos que parlotean acerca de lo divino y lo humano, lo que ese filósofo del siglo 20, Wittgenstein: más valdría que callaran, porque de ese tema nada saben.

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Madrid, Madrid, Spain
Soy fotógrafo de prensa en MADRID y además me gusta escribir. Tengo ya 60 años. Y opino que si no hubiera ni religiones con dioses ni ideologías totalitarias el mundo iría mucho mejor. No creo en la propiedad porque entré sin nada y así me iré de este mundo. Pero sonrío siempre que puedo a la gente (lo que produce efectos de todo tipo: unos se mosquean y otros me la devuelven). El cambio revolucionario lo están produciendo las mujeres al incorporarse a los usos del poder, así que espero que la sociedad vaya mejorando sin violencia y que el mundo detenga la locura de las guerras y los fanatismos para que algún día nuestros nietos vivan mejor. Mi otro Blog ¿POR QUÉ? es aún más descarado.