Posiblemente este texto os parezca un poco extraño, pero lo escribí hace varios años y a alguien le podría interesar. Va sobre cosmología cuántica. Si queréis poneros en contacto conmigo hacedlo a través de este blog o de El Metronauta.
LA ESTRUCTURA MADRE UNIVERSAL
No podemos saber
qué había antes de la existencia de nuestro Universo, que dio comienzo en una
singularidad física llamada Big-bang, un momento tan extraordinario que tampoco
se puede observar con las leyes físicas posteriores –singularidad quiere decir
que es imposible traspasar científicamente ese momento y comprobar que antes de
él no había esas leyes, o sea que no podemos saber si había otras clases de
espacios y tiempos con características y dimensiones diferentes o simplemente
Nada. No obstante, existen en el propio Universo muchas singularidades
espacio-temporales que se pueden estudiar matemáticamente, son los Agujeros
Negros (se han detectado en muchas galaxias y en el mismo centro de la Vía Láctea hay uno
gigantesco).
Lo que si podemos
ya saber gracias a la Ciencia (que es un método de estudio y certificación
práctica de conocimiento, no un conjunto de mitos y creencias como las viejas
cosmogonías religiosas y culturales) es que, a partir del instante en que la
Energía salida de ese Gran Desparrame
aparece, conforma un Cosmos cuya estructura es espacio-temporal, como una
geometría en la que reconocemos hasta hoy 4 dimensiones constatables a nivel
macro, tres de las cuales forman una ocupación espacial y la otra lo proyecta
dinámicamente en momentos que nosotros tratamos como Tiempo. Se trata de un
sistema de dependencia mutua porque la dimensión temporal muestra en su
dinámica las deformaciones del campo universal sometido en su expansión a los
efectos de curvatura que la aparición de las primeras compactaciones de la
energía aflorada en el primer instante producen a su alrededor: al atraerse,
fuerzas elementales, como la gravedad
sobre todo, y en campos más restringidos las otras 3 fuerzas físicas atómicas,
que son ligeramente compensadas por una fuerza repulsiva, llamada cosmológica por Einstein el cual la puso
como un truco para cuadrar sus ecuaciones de Relatividad y luego al no poder
suprimirla consideró que había sido un grave error ponerla, aunque hoy se
reconoce imprescindible para el equilibrio cósmico pues si no falta la
compensación que impide el colapso gravitatorio y se busca su misteriosa componente llamándola Quintaesencia, campos de trazas o Energía
oscura.
Esa es la
estructura madre del Cosmos tal y como nosotros podemos observarlo hasta hoy.
Porque en realidad, hay microestructuras de ajuste finísimo que posibilitan la
existencia de ese inmenso campo que medimos con longitud, anchura, altura y
duración, pero donde existen un grupo de al menos 9 constantes esenciales que han de mantenerse siempre a punto para
que todo el sistema evolucione: son esos números a veces tan extraños como PI
(la relación entre una circunferencia y su radio); la gravitación, que es el
inverso del cuadrado de las distancias entre masas, la velocidad de la luz que
es un límite de comunicación electromagnética, el número de Abogadro en la
química, etc., cuya ubicuidad y persistencia universal proclaman la estabilidad
de toda la estructura cósmica.
Pero existen
opiniones científicas que dicen que en realidad el Tiempo no existe y que lo que nosotros percibimos son una
sucesión de momentos encapsulados que nuestra memoria trata dinámicamente como
fotogramas de una película, produciendo la impresión de movimiento. Y también, que debido a las propiedades
probabilísticas en que evoluciona el sistema, cada vez que se produce un
resultado surge un universo paralelo, por lo que aquello que apreciamos como
transcurso del tiempo, dicen, es en realidad el salto de un instante a otro en
los billones de posibles estados del hiperespacio cósmico. Como si jugáramos en
una laberíntica rayuela donde se entrecruzaran trillones de momentos posibles
de Realidad, conociendo de ésta solamente aquella parte que recorremos pero
habiendo otras múltiples realidades alternativas que no tomamos pero que
existirían a la vez.
Yo, sin embargo,
tengo otra hipótesis teórica que creo se ajusta mejor al conocimiento humano
actual, aunque le abre una vía nueva y poco explorada, al menos desde éste
punto de vista. Se trata de dimensionar la variable Tiempo
(lo que pretendieron con éxito diferente Kaluza y Klein, Canuto, Dirac y
Jacques, entre otros) pero contemplándola de modo no simple sino como Campo Escalar Cuántico de Información.
Lo cual requiere buscar desde su génesis y formación de estructuras
elementales, su desarrollo escalar, sus formas relacionales y su manera de
entrelazamiento con el campo espacial en la conformación de la Estructura
topológica Dinámica del Universo, a través de las constantes y Leyes elementales,
además de las condiciones de singularidad que pinchan la geometría como
ombligos o sumideros energético-informacionales de conexiones o aislamiento del
Hiperespacio (entendiendo éste como hipersistema de procedencia y fin o
alternativa externa a nuestro cosmos). Esos son los límites teóricos de mi
aventura con los que me enfrento al reto de superar el estado actual de la
ciencia al que llegaron las teorías cuánticas y de la Relatividad aún no
conjuntadas debido precisamente al problema de la singularidad inicial, ya que
la teoría einsteniana se bloquea a no poder definir unas ecuaciones de campo
iniciales, mientras que la teoría cuántica permite cualquier cosa que no esté
explícitamente prohibida , incluyendo saltarse la velocidad lumínica.
Es importante
tener en cuenta a qué se llama ‘dimensión’, porque las historias de
ciencia-ficción han producido la impresión en la gente de que se hablase de una
especie de espacio mágico donde se pierde el sentido de la realidad. Sin
embargo, en verdad es sólo un sistema de medida, un cuantificador de algún
aspecto de la realidad; motivo por el cual los científicos pueden hablar de 10
o 20 dimensiones o variedades topológicas del campo donde la energía se hace
compacta como partícula o vibrante en supercuerdas.
Por eso, al hablar
de dimensionar el Tiempo, en lugar de tratarlo como la cuarta dimensión
entrelazada con las tres espaciales, lo que pretendo es indicar la variabilidad
proyectiva que no me conformo con relativizar estrictamente al modo
einsteniano, sino convertir en la resultante de un sistema de parámetros donde
la información funciona matricialmente con ritmos, frecuencias y densidades
para que la tensogridad construya las
formas abstractas de la información al aplicarse a unos campos escalares
inmateriales pero no independientes del complejo E-T, puesto que se hayan
entrelazados desde el origen en cuerpos individuales, cronopaisajes, mundos temporales que van de
la simplicidad de los quarks a la complejidad planetaria de los sistemas
ecológicos de la vida. Y, en todos ellos esa
estructura inmaterial de información multidimensional que acompaña a cada
suceso físico y le dice como ha de producirse por medio de las fuerzas
gravitatorias en primer lugar y de las demás en cada nivel de realidad dan
lugar a lo que nuestros sentidos captan y desentrañan por medio del pensamiento
constituido en lenguaje simbólico.
La arquitectura
del campo temporal es matemática y sus elementos fundamentales son Bits y
algoritmos, o al menos es ese el lenguaje con que nosotros lo hemos
interpretado desde que aprendimos a contar y a través del cual ahora estudiamos
sus estructuras topológicas que se arrugan y despliegan con múltiples
dimensiones, a la búsqueda de la comprensión del Cosmos, del porqué de las
constantes y leyes fundamentales físicas, la dirección y límites del universo y
puede que hasta busquemos desentrañar aspectos del futuro (dentro de límites
probabilísticos, sin duda) que ahora nos parecen impenetrables a causa de su
profundidad lógica (Bennet). Y ahora veamos mi propuesta:
SOBRE UNA CONCEPCION HEURÍSTICA DE LA NATURALEZA DEL TIEMPO.
(Bosquejo para una teoría del campo temporal dimensionado y sus implicaciones).
“La
novedad viene del Tiempo, con la condición de concebirlo de nuevo” (Michel
Sèrres, ‘Atlas’)
“Tengo
la impresión de que tras suficiente clarificación de los conceptos en cuestión
será posible conducir esas discusiones con rigor matemático, y que el resultado
entonces será que (bajo ciertas hipótesis que difícilmente pueden negarse, en
particular la hipótesis de que de que existe absolutamente algo como el
conocimiento matemático) la concepción platónica es la única sostenible. Con
ello me refiero a la concepción de que la matemática descubre una realidad no
sensible que existe independientemente tanto de los actos como de las
disposiciones de la mente humana y que es sólo percibida por ella, aunque
probablemente de forma incompleta”. (Kurt Gödel: Algunos teoremas básicos sobre
los fundamentos de la matemática y sus implicaciones filosóficas, 1951).
- INTRODUCCIÓN.
El viejo debate entre materialistas y
espiritualistas (o idealistas) está caduco. Es verdaderamente insostenible con
los conocimientos actuales sobre la Naturaleza hablar de realidad como algo tangible. Resulta evidente que eso es sólo una
parte y minúscula de la
misma. Nosotros no vemos infrarrojos, ultravioletas,
radiaciones X y otras del espectro y, sin embargo hay animales que pueden
captar zonas que son para nosotros sólo accesibles con instrumentos inventados
ad hoc, tampoco oímos ultrasonidos ni podemos captar con los sentidos de acción
química táctil, olfativa y gustativa muchas de las impresiones que otros
animales y vegetales logran. Pero nuestro cerebro –el 6º sentido según la
concepción budista- puede analizar y comprender aspectos de la realidad que son
fundamentales para aceptarla físicamente: procesos psicofísicos y algorítmicos
que son completamente reales y operativos y con ellos ha ido conformando un
Mundo de realidades y apariencias a través del cual nos es posible vivir. Así pues,
los objetos mentales, que son idealizaciones de los materiales o de los
procesos con que se aparecen ante nosotros en el mundo real, aunque no siempre
podamos verlos y tocarlos y que se
incardinan en estructuras y sistemas ordenados tienen que estar afectados por
las propiedades de aquellos en un campo
algorítmico universal (PSI) más o menos platónico al cual pertenecerían
desde su origen simple y ancestral en el imaginal
humano hasta su evolución compleja actual en los dominios mentales del
hombre de hoy. Encontrar las leyes propias del Universo y de los procesos de
pensamiento nos resulta decisivo porque nos hemos empeñado en querer explicarlo
todo. Y negar la existencia de otras realidades aún no descifradas no es mas que una estupidez
fundamentalista pseudocientífica de materialistas de tres al cuarto. Es posible
que nuestro Espacio-Tiempo haya tenido un modelo en otro Metaespaciotiempo que contendría alguna esencia, lo fundamental de
donde surgen las condiciones “legales” del nuestro, pero nunca lo sabremos, al
menos en vida, mas que reflexionando acerca de ello y tratando de certezas
lógicas. Esas Matrices platónicas de
las que nacen todas las posibilidades y se hacen probables y luego hasta reales
y evolucionan, con energía e información virtuales son colapsadas o
materializadas en aquello que percibimos nosotros y otros seres que las
convierten en realidad. Un continuum
lleno de condiciones locales que no sabemos si alguien dirige o sueña, o si
alguna vez lo hizo y luego se desentendió, dejándonos a nuestra propia suerte
como minúsculos seres en la inmensidad cósmica. También pudiera ser que la
evolución del Kosmos sea fruto del
azar producido por inestabilidades cuánticas y que, teniendo en cuenta que lo
que a nosotros nos parecen inmensidades de tiempo pudieran tener en
macroescalas temporales la duración de simples pompas de jabón, las condiciones
constantes vayan a fluctuar dependiendo de factores que nos son desconocidos y
la velocidad de la luz o la llamada constante cosmológica (ahora quintaesencia o campos de trazas) cambien y toda la física se vaya al garete en
cualquier siglo o milenio terrestre de éstos. Pudiera tratarse de un nivel
subcuántico donde tendrían lugar operaciones microfísicas entre variables
ocultas como decía Böhm o un campo psi universal como explica Laszlo. Así
mismo, es posible que el principio antrópico que señala en sus dos
modalidades (débil, la que dice que estamos aquí porque las condiciones nos lo
permiten habiendo otros universos sin ellas y por lo tanto sin consciencia; o fuerte, que implica que
precisamente estamos aquí para eso) nuestra importancia capital en el futuro
del propio cosmos, el cual no tendría ningún sentido sin la inteligencia
consciente. Mi reflexión busca hallar el modo de reconciliar al Espacio y al
Tiempo, a lo que tiene una existencia tangible y a la materia de nuestros
pensamientos, como hipótesis científica, para que algún día sea posible
transitar localmente los caminos del Tiempo como hoy se hace con los
espaciales, o mejor dicho ambos a la vez pero dando prioridad al campo temporal
a través de mapas holográficos e-t. O, al menos, que podamos llegar a
comprender la complejidad de las historias, los misterios de la memoria
universal y las leyes que rigen el Espacio-Tiempo
que habitamos.
No obstante, he de decir que es preciso distinguir
con claridad entre la sensación intuitiva de transcurso del Tiempo, que es
natural (cronobiología) pero aprendida filogenéticamente en la evolución vital
al crearse memorias dinámicas causales útiles para los procesos autopoieticos y
que los humanos hemos reforzado inventando historias que necesitan de la noción
de tiempo para desarrollarse llevando a mitificar al propio Tiempo como medidor
de la existencia e incluso a inventar los tiempos míticos (in illo tempore) para dar sentido a la existencia. Pero
el tiempo de los procesos físicos elementales no parece moverse, no tiene
verbo. Está ahí, si queremos, enmarcando o conteniendo los sucesos que se dan
en el espacio, pero en sí mismo no cambia pues ajusta los procesos modulares
mediante constantes (artificios matemáticos que aseguran resultados finitos, es
decir dentro del tiempo), a no ser que consideremos los movimientos relativos
de unas fases respecto a otras; eso sí, viendo tal dinámica entrelazada
espacio-temporalmente, lo cual no puede llevar a negar su existencia absoluta
sin hacerlo con el espacio mismo. No vale decir como algunos científicos
afirman que el tiempo no existe mas que en cápsulas, como tampoco es suficiente
decir del espacio cósmico que es plano. Pues si bien ambas afirmaciones son
ciertas en términos relativos a la física actual, también lo es que nuestras
convicciones cambian en las últimas décadas con extrema facilidad toda vez que
nuevos datos llegan a nosotros y revolucionan el saber y que nos han obligado a
entender cosas que hace bien poco nos parecían imposibles. De hecho, también
podríamos decir que el espacio está encapsulado en los momentos de energía y su
campo de influencia generado como geometría discontinua, pero en nuestro macromundo
los procesos relacionales nos obligan a comprender globalmente y admitir que
aunque todas las relaciones de subniveles más elementales siguen estando ahí,
otras nuevas generadas en cada emergente se hacen con la situación por encima:
así las relaciones sociales obligan a cambios biológicos y las de ese nivel lo
hacen en el molecular de la química, etc.
1.- ¿QUÉ ES Y DONDE ESTÁ EL TIEMPO?
El Tiempo es un campo dinámico –en realidad
un Sistema Escalar de Campos Cuánticos- donde fluyen pulsos en un caos de
información,
a veces amorfa y otras como sistema estructurado en pautas o ritmos, que forman memorias y dotan a las energías del campo espacial de dimensiones (orden) y
atributos (cualidades)
en sus dos aspectos de manifestarse: como ondas, o sea desequilibrios
organizados que se propagan en un medio como probabilidades, y como corpúsculo,
al convertirse tales pulsos en cuantos de información pautada como consecuencia
de la reducción del estado de la función de onda en instantes datados - que son partículas o paquetes de información-
inducida por lo que podríamos llamar fuerzas
algorítmicas o cibernéticas, productoras de límites o formas matemáticas
que dan carácter unitario a esos bloques homogéneos de información memorizada o
plegada en el campo temporal y que se recupera constantemente en el bucle
autorecursivo del proceso neguentrópico, autoorganizando el sistema. Esta es la
hipótesis que yo arriesgo al decir que la
Información es la cuantificación de un tipo de fuerza no masificable que toma forma y estructura en ese
Holocampo Cuántico Temporal, a
partir de fluctuaciones de lo que solemos llamar Nada Eterna, o sea de las
fluctuaciones del vacío que dan lugar a una burbuja E-T inicial o como rebote
de un estado anterior en que se seleccionarían las condiciones fundamentales
del nuevo Universo (A. Linde) por un proceso aún indiscernible posiblemente
similar al que cuantiza la energía y la masa. Lo que bien podría ser un Metacampo
protouniversal con esas condiciones originales entre otras muchas posibilidades
que no se concretan, al menos en nuestro universo. El Tiempo no existe antes que la Información del mismo modo que
el Espacio tampoco existe antes que la Energía pues es su campo expresivo y una
vez en ellos las fuerzas de tensogridad
topológica del compromiso de UR (la ruptura de la simetría del vacío
atemporal que ajusta la duración de un cronón con el recorrido de Planck)
afectan el crecimiento fractal con unos valores
constantes que se establecen en cada nivel. Y es ahí donde aparece el
Tiempo al marcarse un BIT en un latido (beat) primigenio como medida básica de
ruptura de la infinitud que se destruye como absoluto eterno al ajustar una
velocidad máxima de expansión que en su recorrido produce el propio
Espacio-Tiempo y marca la ley universal. Para esta hipótesis - que no me
cansaré de decir que aspiro a que sea tratada científicamente y por supuesto
descalificada si no supera las popperianas pruebas que el pensamiento humano
hace seguir y racionalizar a las ideas nuevas por métodos de constatación - el Tiempo, como la mujer en nuestra
postmoderna sociedad global, adquiere naturaleza existencial propia completa,
deja de ser la 4ª dimensión que da fluidez al espacio como se ha venido
tratando hasta ahora, para adquirir gran protagonismo con su propio campo
universal y dimensiones manifestándose dualmente y pariendo incluso al Espacio.
De tal modo que el matrimonio indisoluble del tejido universal pueda ser
observado de forma mucho más precisa. Y, tal y como el varón y la mujer son dos
sexos diferentes pero ambos forman el género humano y, hasta ahora, sólo con la
unión natural de los dos desde la escala celular a la socio-cultural, se puede
hablar de Humanidad aunque en cada sitio la sociedad les haga desarrollar
papeles distintos, el Espacio y el Tiempo son los dos aspectos en que se
manifiesta ante nosotros una Realidad
Universal Completa y Compleja, como lo físico y lo psíquico (llámese ánima,
espíritu o inteligencia si se quiere) también lo son en el fenómeno vital:
complementarios que no existen uno sin otro en cualquier nivel de existencia:
son uno y dos a la vez (Mónada o Yin-Yang). Quiero aclarar esto ahora, para que
no haya dudas respecto de mi posición: podemos separar cualquiera de las dos
caras de esa moneda para estudiar los fenómenos mejor; pero en la Realidad su naturaleza es indisoluble,
al menos desde la escala de Planck, y fuera de singularidades como los agujeros
negros, ombligos que quizá nos unan-separan de otros universos de diferentes
naturalezas triturando energía e información. No dependen una como subordinada
y otra como principal sino que su equilibrio es fundamental en el tejido E-T de
nuestro universo, haciendo complementario el hecho de nuestra propia existencia
con la inmensa realidad de su conjunto. Podríamos así reinterpretar la frase
einsteniana, que Wheeler citaba, sobre la masa y el E-T diciendo ahora “el Tiempo le dice al Espacio como ha de
comportarse y éste le da forma a aquel, le obliga a curvarse y pautarse
mediante energía, pero vive con sus latidos expandiéndose y creando en su seno
a los seres que los descubrirán y medirán”. Esto resulta fundamental
comprenderlo y asumirlo –entrando así en el principio antrópico débil- pues nos
redimirá de situaciones paradójicas como las inacabables computaciones tipo
máquina de Turing o la conjetura de Goldbach: podría seguir procesando ad
infinitum, pero su límite está en la energía disponible, que precisa para
funcionar, y sólo la conjunción espacio-temporal genérica que implica
cooperación entre las unidades o los campos de energía e información permite
llevar a cabo operaciones físicas según leyes o constantes aparecidas y fijadas
al inicio de cada estructura emergente, la cual conforma un campo escalar a
partir del que actúa causalmente.
Existen claro está desfases perentorios y rupturas de equilibrio que dan lugar
a otros nuevos equilibrios en estados de fase distintos, porque se trata de
campos escalares que tienen saltos de fase cuando una estructura disipativa se
convierte en emergente: es el juego
de la entropía-neguentropía de los sistemas complejos que ha estudiado Ilya
Prigogine. Como lo son también las agrupaciones en diversos órdenes fractales
que producen estructuras semiestables de todo tipo, desde los cristales a los
sistemas dinámicos cuyos atractores o ejes de catástrofe dan lugar a todas las
formas de la naturaleza desde el quark al jaguar, en palabras de Murray
Gell-mann y el Árbol del Conocimiento descrito por los biológos chilenos Varela
y Maturana. Todo un despliegue de entes y seres vivos en la inmanencia del
Cosmos, unidos por la ligadura de la información a la energía radiante o
masiva. Haríamos así extensivo al Tiempo el planteamiento de De Broglie de
dualidad onda-corpúsculo aplicado a la materia y por Einstein antes de ello a
la luz, como un campo cuántico formado por un conjunto de operadores de
creación y aniquilación de unidades de información, un nuevo espacio de Fock
hipercomplejo que seguiría las leyes relativas a estadística e interacción en
sus estados y donde el lugar habitual del espacio lo ocupa ahora el Tiempo, eso
sí conceptualizando las imágenes físicas captadas; pues, al fin y al cabo, “nadie ha visto nunca la energía” – como
dijo Heisenberg. Ni el Tiempo -añado
yo ahora- para poder encontrarlo en su origen KYBERNÉTICO. Un Tiempo que existe,
aunque sea localmente encapsulado, pero no como absoluto sino como espectro que
nos informa de lo que sucede en el espacio complejo, desde lo real a lo
imaginario, en el que la causalidad es
una relación lineal que conecta la causa y el efecto por medio de un algoritmo
no complejo. Y quiero que se entienda el concepto de imaginario en su expresión matemática como ya explicaré después.
2.- LOS FUNDAMENTOS DE LA TEORÍA.
Volviendo al principio, dije que el Tiempo constituye un campo cuántico de
ORDEN, que es un sistema pautado que va fractalmente de lo simple a lo
complejo, enlazándose con el campo espacial al que data y del que recibe a su
vez las tensiones generadas por aquel, como la curvatura que produce la tensión
cohesiva gravitatoria que se equilibra con la conversión en ESTRUCTURA de la fuerza informacional o
cibernética que fluye algorítmicamente en el Tiempo y que nosotros vemos como
fórmula de la potencia inversa a la distancia de las masas. Eso que parece
sonar extraño nos lleva a definir primero qué clase de energía produce la
explosión primigenia llamada BigBang; es decir, aquel que inicia el Tiempo y
con él el espacio, y que ha de ser, por exclusión, aquella que queda al restar
lo calculable en virtud de la expansión del Universo hasta su etapa actual.
Cuando se hace eso, se descubre, y eso irrita a muchos científicos, que falta
algo fundamental, una energía que se pretende tan obscura que no hay donde
encontrarla, llamada energía de vacío
y en su origen tensor de Weyl
imprescindible ya desde el parto. Hoy día se estudia como quintaesencia o como campos
de trazas debido a que desde que Einstein la incorporó a sus ecuaciones
para que cuadraran llamándola Constante
Cosmológica no se puede explicar sin ella la expansión del universo y muy
especialmente su etapa inflacionaria (A Guth) que son, a su vez, necesarias
para el modelo estándar con que trabajan los físicos del micro y del
macrocosmos. Una fuerza cuya existencia pudo demostrar experimentalmente hace
unas décadas era posible medir entre dos láminas vacías en la misma Tierra el
científico holandés Casimir y que Hawkins llama pelos de los agujeros negros y
podría ser el origen de la energía (y materia) oscura que invade los espacios
pseudovacíos del universo. Y el Tiempo sería, tras su apariencia simple de
linealidad de instantes, la resultante de un sistema paramétrico complejo de
operaciones matemáticas ocultas a nuestros ojos por el mito de nuestra
cotidiana lectura de dias y noches o grados en la esfera celeste que, sin
embargo, se estruja y retuerce en bucles y llega a desaparecer en fenómenos
cósmicos singulares y hace vibrar o enrrollarse en minúsculas figuras
topológicas que producen espacio al emerger del vacío, conteniendo todos los
datos para que lo hagan, dando porqués, cómos y cuandos. En definitiva, el Tiempo es un resultado matemático de un
campo complejo.
El primer nivel que se establece es aquel que yo
denomino URCAMPO: se trata de
un campo cuántico primigenio originado por las fluctuaciones de vacío que
cuantifican suficiente potencial para dar lugar a un primer estadio E-T
produciendo un primer latido: un BEAT,
que recorre la longitud de Planck-Wheeler en un intervalo mínimo llamado cronón (cuando se produce lo que
Hawking-Turok llaman Instantón) y con
un cuanto de energía radiante a la velocidad máxima (luz) permitida tal vez por
la textura hipercósmica de la nada cuántica, lo que se denomina tensor de Weyl donde la curvatura
espacio-temporal se aproxima a cero sin estar localmente determinada por la
materia, según las ecuaciones de Einstein, dando lugar a una grumosidad o
inhomogeneidad de las que surgen en cada campo relaciones cuánticas tensionales
de equilibrio inestable que acaban produciendo masa en el Espacio e información
en el Tiempo pero sobre todo gran Incertidumbre. Todo eso sigue siendo una
misteriosa e inexplicable fuerza primordial que ha sido llamada Dios por unos y
Espíritu en Acción o Azar acausal de la Nada por otros y que en mi hipótesis es
sencillamente el primer compromiso entre los campos espacial y temporal que da
lugar a la burbuja original de nuestro Universo en 1 elevado a-43 msg.: es el llamado tiempo de Planck que es el mínimo al que
tienen lugar los procesos físicos cuánticos, aquello que ya podemos llamar realidad. En ese campo es donde
podríamos decir que las minúsculas fibras de energía vibrante que fluye
construyen un tejido E-T al organizar dinámicamente las fuerzas surgidas como
una especie de espuma cuántica rellena aún de vacío inestable – según dice
Wheeler- en cuyos bordes se entrelazan las cuerdas
o membranas que al oscilar con frecuencias distintas, los cuales serían los
niveles de información precisos debidos al nivel de energía correspondiente,
dan lugar a esos ladrillos elementales de energía que se materializarán o no en
aquellos puntos espacio-temporales o momentos de fuerza en que se anudan las
dos potencias: la información que codifica y la energía que se compacta en
concreciones del suficiente valor cuántico como para salir de lo que llamamos
vacío y existir en un universo específico que es el nuestro. Esto, al parecer,
sólo es posible cuando la energía acumulada por la rotación del espín (esa fuerza intrínseca de carácter cuántico que
discrimina partículas con masa o sin ella) da un salto al nivel planckiano
produciendo con ello no sólo la aparición de los campos en que actúa, sino la
topología relacional de tal nivel: que la unión de las energías común y
cibernética sea de orden entero o fraccional dará lugar a la cuantificación de
una partícula bosónica o fermiónica (de relación o de masa en función de
que alcance la energía precisa para un
campo Higgs, donde la energía se transmuta en masa al romper una simetría, es
decir un equilibrio) en los campos escalares del espacio. E igualmente
sucedería –y tal es la base de mi teoría- en
los campos escalares de Tiempo ocupados por un caos ondulatorio que se
ordena matemáticamente en constantes que fijan fractalmente los posteriores
desarrollos del orden informacional temporal y con leyes (regularidades) o algoritmos
(procesos dinámicos) que actúan como atractores del campo complejo
espacio-temporal, especialmente en las zonas de mayor fuerza gravitatoria donde
se producen condiciones locales de
espacio-tiempo. Recojo aquí algunos planteamientos de Guth, Smolin y
Kitado, así como de L. Nottale y G. Ord, uno de los cuales explicaba en un
artículo de la
revista Investigación y Ciencia que la dimensión fractal de la Mecánica Cuántica
ha sido calculada en 2 con lo que se ajustan así perfectamente los parámetros
de las ecuaciones. De tal modo se multiplican, dimensionando la realidad y
relativizando los alcances de las intensidades en cada campo escalar. Dando
lugar a una realidad fantasmática e intangible que todos sabemos que existe y
rodea las formas que nuestra sensualidad capta, convertidos en espectrales
cuerpos fluidos o sólidos para las facultades de abstracción de nuestras mentes
al pensar en ellos, idealizando referentes físicos. Y que son eso que varios
científicos y filósofos han llamado Universos
Paralelos o Multiverso (Everett, De Witt, Deutsch). Aunque algunos llegan
más lejos e incluso niegan la existencia del Tiempo como tal y dicen que se
trata de una ilusión producida por el paso de unos universos a otros o de unas
cápsulas de ahoras que se conectan mediante nuestro pensamiento; algo que yo
creo es excesivamente confuso e incluso diría que erróneo si nos salimos de una
modelización virtual. Me parece que está en completa contradicción con el
sentido económico que parece mostrar el Cosmos en todas sus manifestaciones:
hay que imaginar todas las posibilidades materializadas en un universo e-t para
cada una; algo que no es
que sea absurdo porque la naturaleza no tiene porqué compartir nuestro criterio
lógico, pero que sencillamente parece un exceso que la famosa navaja de Occam que se suele aplicar a
las hipótesis cortaría de raíz ofreciéndonos como alternativa Una Realidad e Infinitas (o casi)
Virtualidades donde encontrar argumentos para la innovación y la vida por
eones. Así que no se trata de que no haya
otros mundos es que, como decía el poeta surrealista, están en éste, eso sí como probabilidad que puede que nunca se
realice, pero que puede producir efectos fantasmales debido a su carácter dual.
Antes del Tiempo, tal y como explico un sistema dual pautado de órdenes plegados y
unidos al espacio, habría una singularidad
de las llamadas de tipo tiempo (con
información probabilística y virtual sin definir en absoluto) en la cual, lo
que luego serían constantes acopladas a
cada nivel de los futuros campos, aún no se habrían puesto a funcionar, pues
sólo podían hacerlo al existir, apareciendo espacial y temporalmente fuera ya
del vacío en ese que llamo el Tiempo de
UR (URCAMPO), comprometiéndose ambos tipos de fuerza ya desde ese Alfa
hasta su Omega final (si es que éste llega, debido a curvaturas o al
agotamiento entrópico). En el Campo Temporal que es donde se produce la
Información como función de onda, se
concretan o atan en los instantes de
las partículas energéticas al colapsar la onda en un momento del campo, dotando
a éstos de ciertos atributos propios (lo que llamamos constantes o leyes, o bien presentan características generales de probabilidad: para nosotros, entonces,
lo que medimos dependerá del interés del observador por localizar un momento
acotándolo experimentalmente lo que induce a lo virtual a caer en la realidad
(particular), o por conocer estados de información estadística (probabilidad) y
por eso concluimos que hay indeterminación
cuántica. Podríamos también decir que de un metavacío salta una estructura
virtual que rodea espacialmente un momento corpuscular de energía constituyendo
así un campo cuántico y su partícula, y que ambos son aspectos distintos de lo
mismo: energía+información en forma
de alcance probabilístico y de momento angular, que se convertirá en presente
real al concretarse espacio-temporalmente y tomando valor como bit cuántico (QUBIT).
Pero si un espacio de Fock es una superposición
infinita de espacios de Hilbert, que son campos de representación de la
objetividad cuántica donde se configuran las coordenadas con que dimensionamos
una abstracción para comprenderla y como plantean algunos de los científicos
citados antes, es imposible un espacio de Hilbert sin antecedentes (debate
planteado por Smolin y Kauffman acerca de la ausencia del Tiempo global en la Cosmología Cuántica,
y los planteamientos de Kitada que desarrolla su teoría de tiempos locales, así
como los de Barbour, Hameroff, Baez, Anderson y otros: e-revista Edge). Lo que
quiero decir con eso es que no hay un tiempo sino muchos, infinitos tiempos
locales tal vez, como se deduce de la Teoría de la Relatividad einsteniana
y ha sido ya comprobado empíricamente. Tiempos que dependen de condiciones
diversas y que se superponen (interfieren) entre sí y entrelazan con los campos
espaciales curvándose en los momentos angulares donde energía e información
construyen una realidad física que es la urdimbre donde se asientan los nudos
de energía e información para formar Realidad.
Tiempos locales relacionados todos ellos mediante unas leyes
cuántico-relativistas que surgen a partir de las condiciones de equilibrio
enmarcadas por el compromiso de Ur para nuestro universo, una burbuja del
hipercosmos.
Un híperespaciotiempo en el que podrían anidar
burbujas de otros universos en gestación o desarrollo, siendo el nuestro tal
vez sólo uno más del Multiverso cantoriano, como un puzzle megadimensional
lleno de plegamientos y huecos, desde donde no tenemos modo de saber si juega
alguien e incluso si otros universos se han hecho reales y tienen E.Ts.
similares o distintos del nuestro. Ese crecimiento fractal del tiempo
produciría una Dualidad T, que
implica autosemejanzas de escala relativas, tanto en las escalas macro y
microcósmicas como en los niveles meso donde anida la vida, los cuales habrían
de poder ser observables cuánticamente, y eso implica también la dualidad flujo-pulso y la consecuente interferencia cuántica que introduce la
virtualidad en el mundo. Así es como un gaseoso futuro de probabilidades se va
convirtiendo en presente al estructurarse el flujo virtual en un líquido que
parece pasar por nuestro pensamiento y se estabiliza sólidamente en un
inmodificable ya pasado y, como el agua yendo de vapor a hielo, consume energía
para llevar a cabo tal proceso entrópico/neguentrópico. En el Bigbang cósmico
original se habría producido un gran foco de energía e información, en
apariencia infinita y expansiva, y que todavía se puede medir en la radiación
fósil del fondo universal de microondas. Pero también sabemos por Hawking,
Bekenstein, Penrose, Wheeler, Thorne y otros que una parte podría estar
regresando al vacío a través de los agujeros negros y que falta mucha energía,
oculta como obscura quintaesencia, que contendría una fuerza expansiva o
negativa respecto a la gravitatoria, indetectable hasta ahora por nuestros
sentidos y artificios, para que salgan equilibradas las cuentas. Y para eso
habría que explicar bien su origen y contenido lo que ha dado lugar a las más
diversas hipótesis, como la
de Ostriker y Steinhardt y la de Ratra y Peebles (ver
IyC marzo2001). Por otro lado, también parece factible -según las
investigaciones de Radlston (Universidad de Kansas) y Nodlan (Universidad de
Rochester)- que se venga produciendo un efecto sacacorchos o retorcimiento del
Universo en torno a un eje formado por las constelaciones Aguila y Sextante con
un crecimiento cósmico de orden fractal y dimensión 1,7 como dicen los
científicos de la Universidad de París Combes, Sánchez y Vega, datos ambos que
podrían apostillar firmemente una hipótesis de que vivimos en una especie de Cosmos
Caracol, helicoidal y escheriano dominado por PI, creciendo hacia el infinito y
autoconsumiéndose en los sumideros de sus agujeros negros, simas de la nada por
fuera y por dentro, un Universo sin límites definidos que se expande sin freno
al no haber suficiente masa como para obligarlo a curvarse en un límite
parabólico que lo condujera a un Bigcrunch dentro de miles de millones de
ciclos solares, pero que refuerza la complejidad interior como medio para
alcanzar el más allá de sí mismo, de su tiempo y su espacio, de su posible
significado e incluso de su consciencia
y nos sugiere en las medidas del fondo de microondas una apariencia de planitud
corregida en las inmediaciones de los astros por la curvatura gravitatoria del
E-T. Lo que nos hace pensar que tal vez tengamos tiempo para conquistarlo todo
si es que algo nos sigue impulsando a hacerlo y nos dotamos de la estrategia
adecuada para ello.
El Hipercomplejo E-T total que es llamado
Multiverso se deconstruye y se trata de racionalizar a disposición de los
científicos o de los pensadores en cada acto de conocimiento llevado a cabo y
descrito, pero no puede por sí mismo generar una teoría definitiva sin salirse
de la realidad vista desde nuestro humilde planeta. Y que yo sepa, hasta ahora
la única manera de salir
voluntariamente del E-T y abstraer la realidad del mundo ha sido llevada a cabo
por místicos que parecen suspender el flujo temporal y espacial de su vida y se
imaginan o sueñan en un cielo o nirvana que está fuera de la mundana realidad
común. Es decir, que al olvidar que existe el Espacio y el Tiempo yendo al
núcleo de sí mismos encuentran el ombligo que los une a lo Acausal e infinito y
salen realmente del E.T. de nuestra percepción mental, transgreden las
fronteras de la realidad y encuentran un confortable vacío esencial que llaman
Nirvana o Más Allá. Aunque, quede claro que esto no es el objeto de la reflexión
actual sino más bien una consecuencia que debo dejar para otro lugar, pues se
trata en esos casos de un tiempo mental o espiritual (metanoia) que no es
común al físico de las partículas subatómicas, al de los procesos biológicos,
ni al psicológico de nuestras historias humanas, que son tiempos medidos por
relojes muy distintos aunque perfectamente pautados para su fin propio. No
obstante, sirva esta digresión para animar a entender fenómenos inexplicables
con el razonamiento lógico causal tradicional que, sin embargo, parecen nítidos
para el zen o los místicos. Pero esto también nos permite entrar en la
justificación de velocidades superlumínicas para la información en los procesos cuánticos tipo EPR y túnel y la
quantum teleportation que experimenta
IBM sin pensar en magia vudú ni en un trajín constante de cuerpos entre mundos
paralelos.
3 – LA INFORMACIÓN Y LA
MENTE HUMANA
“El pensamiento siempre es bipolarizado entre el
núcleo duro donde están instalados sus paradigmas y la ebullición
imaginaria...” (Edgar Morin, El Método).
La Información como sistema dual de
hiatos pautados llega en órdenes dinámicos (temporales o cibernéticos) y que
son puntuales y ondulares - digital o analógica - y, debido al sistema complejo
de la mente humana, lo que desciframos como mensaje puede ser además acerca de
lo real o de lo virtual contenido en lo observado: proyectamos en el objeto de
nuestro pensamiento lo que es y lo que creemos que contiene. Nuestra sensación
de tiempo suele ser doble: es lineal y continua cuando se refiere a computación
de sucesos intervalados cronológicamente, produciendo la sensación de causa-efecto por reconocimiento en la
repetición de indicios que ligan uno a otro en ese orden. Pero, a veces, el
contenido informativo recoge plegamientos de otros sucesos pasados no conocidos
(o de futuras probabilidades, algo similar en lo espacial al experimento de las
dos ranuras) que se muestran de nuevo en otro lugar y creemos estar en un
proceso cíclico (eterno retorno) o un deja
vu: su mezcla en auto-retroalimentación da lugar a la espiral logarítmica
propia de la neguentropía: los
procesos dinámicos evolucionan a órdenes de mayor complejidad hasta que su masa
(espacial o temporal) crítica llega a un limite exhaustivo que los hace
implosionar o producir estructuras disipativas y caos (ruido) o van a la entropía. Recordemos
ahora como en el efecto fotomultiplicador un fotón parece ir robando al vacío
electrones que saltan a la realidad desde su virtualidad preexistencial, o
también el antes citado efecto Casimir y, en el otro extremo, los sucesos de
aniquilación de partículas. En nuestra realidad cotidiana esta paradójica
dualidad se debe a que quien lee, que aborda un conocimiento desde su propio
conocer aprendido, efectúa un acto que define el objeto de su conocer con unos
límites precisos y no puede saber de la materia mas que aquella parte de la que
ésta informa a sus órganos de conocimiento adiestrados natural y culturalmente
para ello, como han explicado Maturana y también Searle. Además la intuitiva
sensación de transcurso del Tiempo podría ser un engaño, una subjetividad
objetivada por la costumbre y la intuición bionatural, tal como lo es el
animismo o el cine y sus 24 imágenes por segundo, lo que lleva a ese
planteamiento de existencia de muchas clases de tiempo y por ello la necesidad
de ajustar nuestro razonamiento a las diversas escalas, dimensionando cada
realidad espacio-temporal en su justa medida. Tengamos en cuenta que incluso un
presente tiene tantas facetas como
puntos de observación interna y externa, lo que viola las certezas plenas y
conduce a la reducción del sistema causa-efecto a un conjunto de situaciones
particulares deterministas y solo generalizables cuando se reproducen tales
condiciones. Como tituló Prygogine uno de sus últimos libros es “el fin de las
certidumbres”. También hemos de recordar que cada campo escalar tiene su propio
tiempo: no podemos medir el tiempo histórico con cronones sino que necesitamos
calendarios, ni tampoco el tiempo de un sueño con un reloj (a no ser que sea
daliniano) y es muy posible que en las inmediaciones de la frontera de un
agujero negro ninguno de los conocidos registradores del flujo temporal fuese
útil debido a la inestabilidad de las condiciones del tejido espacio-temporal.
Como decía antes, el campo temporal, observado aisladamente del espacial, estaría
formado por un tipo de fuerza cibernética y dinámica que evoluciona escalarmente,
no masificable, que produce organización. Pero que nuestra mente es capaz de
captar estructurando como orden el caos del espacio y del tiempo, debido
posiblemente al carácter holofractal con que se producen las estructuras del
cosmos: sus concreciones constituyen lo que hemos llamado Información y la
totalidad analógica del mismo estaría descrita por la Función de Onda Universal
(PSI) que define la ecuación de Schödringer y que contiene todas las
frecuencias y probabilidades de desarrollo virtuales y reales. Aquello que
denominamos partícula elemental o cuanto de ese campo es un BEAT O BIT, pulso o unidad binaria
digital de información si tomamos ya al tiempo de un latido como dato
informativo de ciclo. El desarrollo de tal campo sigue las vías que van de lo
simple a lo complejo como las energías masificables que ocupan el espacio: Radiante
y Material, la paradójica dualidad onda-partícula es el despliegue de
energía que llamaríamos común y cuyos órdenes van de los fotones, quarks y
gluones al átomo, relacionados por fuerzas nucleares, electro-magnéticas y
gravitatorias. Pero tambien el campo temporal que se mide como Información,
cuyos mensajes rodeados de ruido contienen esos dos aspectos: puede ser virtual
y real, esta última sería aquella que se agarra a la masa y a la luz y
que nosotros leemos en los pulsos con nuestros órganos de percepción y sus
alargamientos instrumentales (micros, teles y otras interfaces ad-hoc). La
otra, virtual, no puede ser captada
por órganos simples de percepción sensorial puesto que al ser de campo y no de momento requiere un
nivel perceptivo global u holístico, intuitivo llamamos a lo que hemos
aprendido a evaluar gracias a la conjugación de los sentidos integrados por la
mente y a la conversación que aporta otros puntos de vista, reuniendo así una
capacidad colectiva en un individuo y que en el plano científico se busca por
medios estadísticos complejos o para ser interpretada por un emergente de
segundo orden del sistema nerviosos: el pensamiento abstracto, que se eleva sobre
la realidad percibida y la abstrae simbólicamente, primero mediante imágenes de
sensaciones e iconos (MITO) y luego
por medio del lenguaje (LOGOS) a
través de un sistema de conocimientos acumulados y ordenados, intercambiables y
transmisibles al margen de la genética natural, fomentando la construcción de
estructuras sociales y culturales (los Nosotros
colectivos) que hacen inteligible el mundo. Así, el Mito es la racionalización
de lo mágico o fantástico para hacer de intermediario entre lo real y lo imaginario,
y el Logos sirve la puesta en escena que debe concretarse reduciendo a objeto
real y manejable el contenido mitológico como Símbolo. Para ello actúan
los aparatos naturales de procesamiento y hay que tener en cuenta que el
sistema nervioso y su cabecera cerebral recogen toda la información real que
llega sensorialmente y la reelaboran con datos de los otros sistemas
corporales, como el inmunológico, el cardiovascular y respiratorio, el
nutricional y endocrino, etc. e incorporan los de las diversas memorias
evaluativas. De ello obtiene unos resultados directos y otros que le instan a
la reflexión y al diálogo. Y, para estos últimos aspectos, se apoya
indefectiblemente en lenguajes como herramientas conectivas. Pero, en cualquier
caso, la proyección de respuestas humanas
e incluso el propio discernimiento de la realidad interior y exterior es
un proceso de decantación de una realidad dual, que es primero ondular (y
virtual) y luego particular o concreta y con ello Real u objetiva, pues lo que significa esa palabra es precisamente
que se convierte en objeto con propiedades reconocidas no sólo por un individuo
sino por un colectivo plural y capaz de ser puesta en común. Se trata en cierto
modo de una puesta al día de la popperiana Teoría de los 3 Mundos, donde éstos
son sólo una parte del conjunto de la Realidad.
Todo esto rompe con la imposibilidad de analizar
los fenómenos espirituales o no físicos y no sólo desde el punto de vista
filosófico, sino científicamente, ya que cuanto más se amplía el campo de los
conocimientos humanos mas reconocemos la existencia de realidades objetivas no
materiales que van desde los algoritmos matemáticos hasta las emociones y desde
el reconocimiento del carácter dual del fotón a la creación de mundos virtuales
basados en procedimientos informáticos. Tal y como Bateson, Capra, Morin,
Penrose, Varela, Maturana, Crick y tantos matemático-lógicos de Boole a Tarski
han planteado con distintas miradas sobre el asunto y en los que se reconocen
los planteamientos básicos de Platón y Pitágoras en la antigüedad y de nuestros
coetáneos Whitehead, Wiener, Shanon y Turing. Yo quisiera ir un poco más lejos
que ellos, hasta unas socio y psicologías de campos cuánticos que ya empezaron
a ver Lewin y la Gestalt, psicoanalistas como Pierre Solié y cognitivistas como
Goleman, etc. hablando de los Yoes y Nosotros como territorios relacionados en
la proyección histórica y cultural de los humanos, así como buscar otras
lógicas, como la waterlogic del
maltés de Bono y la fuzzilogic, y una ética común actualizada en Derechos y
Deberes Humanos Universales mirando lo que nos une y lo que nos separa a los
grupos humanos y a las personas. En ese terreno me parece magnífico el libro de
Carlos Castilla del Pino “Teoría de los Sentimientos” donde entre otras muchas
cosas explica el proceso de los yoes al sujeto como sistema y sus relaciones.
También Ken Wilber con su teoría hologramática de los cuatro cuadrantes en la trilogía Kòsmos ha
ampliado la intuición monádica de Leibnitz de relaciones universales del ser y
el tiempo y parece ir en esa dirección. El Ser mira hacia dentro y hacia fuera
para realizarse en su mundo (su espacio-tiempo natural) por eso sigue en la
evolución un proceso doble de individuación y socialización, integrándose en sí
mismo al madurar y en los diversos Nosotros, que llevan hacia la construcción
de Yoes Colectivos en una evolución extra e intrapsíquica. No basta ya con decir que la sociedad humana
es un organismo vivo, cuando se puede ya ir comprendiendo que los procesos de
mundialización de relaciones humanas que
conducen a centros de dirección legal (derechos y responsabilidades públicas y
privadas), política (órganos de gobierno y acuerdo mundiales), económica
(globalización del mercado y alternativas), etc. Al hacerlo crece como ser y
como parte del Todo, reforzando la Unidad por arriba y por abajo, por dentro y
por fuera, un camino de integración física, mental e incluso mística que podría
devolver al Ser Humano al absoluto del que surgió. Finalmente emergerá un Ser
Humano planetario que no excluirá la realidad de los individuos pero poseerá
una conciencia global capaz de comprender mejor los problemas del mundo, tanto
en su propia fisicidad existencial que es la Tierra misma y sus habitantes
vegetales y animales, como la Humanidad
como ente que deberá relacionarse con otros más allá de nuestro sistema
solar, si es que existen.
La información se estructuraría ya en
el campo virtual como probabilidades que pueden o no hacerse reales y lo haría
con leyes semejantes a las que afectan a la física de partículas: gravitación, electromagnetismo, etc. que
construyen campos de primer orden gravitatorio, que son génesis de conocimiento y poder y, más adelante, lo
hacen en segundo orden como atracción-repulsión
que llegan a conformar estructuras amor-odio,
tal como he explicado en otros textos y que constituyen un sistema relacional
de emociones y sentimientos. Por otro lado, la información produce en la mente
humana formas, estructuras, sistemas mediante ese imponente generador de
realidad virtual que es el cerebro. Y los pensamientos se hacen fluidos como en
el razonamiento o el diálogo y pueden hacerse sólidos como las ideologías, y
hasta cristalizar y enquistarse, como decía Adorno de los prejuicios. Mi
posición no difiere aquí mucho de la expresada por Roger Penrose acerca de las
capacidades y límites de la
Mente Humana como computadora muy especial, yo diría incluso
que límite en la comprensión de lo finito y la infinitud en forma de consciencia, que sería algún tipo de coherencia cuántica emergente (no sé si
gracias a los microtúbulos de las neuronas cerebrales como dice Penrose o a
otras características, pero desde luego no se trata de computación simple). Y
así, la encarnación en el campo humano de esa enorme complejidad informativa de
elementos elaborados por el pensamiento
abstracto, tales como los símbolos,
mitos, axiomas, ecuaciones, teorías, ideologías, creencias, etc. y demás arquetipos
de las formas culturales, constituyen bloques de información a los que se
fueron añadiendo atributos dimensionales (valores)
mediante la educación y el condicionamiento social, o sintetizados para su
manejo en niveles de complejidad codificados en el lenguaje que puedan ser
luego desplegados para su cotidiano uso mediante líneas de información que van
más allá de lo real y entran en la virtualidad de la fantasía a través del Mito que sostiene cada cultura. En ese
lugar se conectan en una NOOSFERA de conocimientos humanos acumulados y
organizados en aras de resolver todas aquellas perspectivas de futuro que no
tienen soluciones lineales (causales) y precisan de lo imaginario o imaginal, que constituye una EIDOSFERA, un campo metauniversal contenedor de todas las
probabilidades no reales hasta que colapsan como información y caen en la Noosfera, es decir son captados por un
sujeto (en cualquier nivel) que los convierte en saber, lo epifaniza y trae al mundo.
Es ahí donde el Ser Humano se parece
tanto al bello concepto matemático de NÚMERO
COMPLEJO, al estar compuesta la mente de unas partes llamémoslas reales (obtenidas por medio de la
percepción sensorial y el cálculo mental) y otras partes imaginarias (que son virtuales y fantásticas, como el sueño y las
elucubraciones que son subconscientes en parte) e incluso inconscientes (ya que
forman parte de procesamientos automáticos de datos que algunas partes del
cerebro y la médula espinal llevan a cabo continuamente sin alertar a la
conciencia de su trabajo silencioso). Eso hace de su identidad un producto matricial de potencias entre
tales conjuntos de información que, como tal, no es conmutativo o sea que no da igual el
orden de procesado de cara al resultado, pues las combinaciones conectivas que
se establecen en las neuronas llevan a conductas o actitudes muy distintas
según sea el orden y el tiempo de procesado, porque no todas son matematizables
por los sistemas adquiridos por su mente racional, y cae continua y
conscientemente además al fantasear o recordar los sueños, en la nebulosa Eidosfera;
y la creación humana es la Epifanía que une a partir de ese momento al ondular
fantasma y su corpuscular realidad plasmada en obra de arte, descubrimiento o
invento. En definitiva, se trata de llevar la idea de Feynman de asociar a cada
trayectoria una amplitud, como se ha hecho con la óptica geométrica y la ondulatoria
y la mecánica clásica y la cuántica, al generalizar los principios cuánticos a
otras escalas, por mucho que les pese a los autores de ‘Imposturas
Intelectuales’ que no están de acuerdo en mezclar churras con merinas aunque
sea para sumar ovejas, ni en separarlas para apreciar sus lanas.
Pero, lo cierto es que es precisamente eso lo que
nos diferencia de la máquina calculadora, de los ordenadores y sus sistemas de
gestión informática: esos trastos pueden manejar cantidades ingentes de datos y
hacerlo a mayor velocidad que un cerebro natural, pero no piensa, calculan y ejecutan eso sí, porque carece de la
posibilidad de acceder al imaginal, no sueña no fantasea, sólo
computa, y si aparece una tipo de variable desconocida por sus instrucciones de
uso se para o confunde dando error o entrando en un bucle perverso.
Yo creo que el lenguaje
humano se generó en el cerebro animal a partir de unas operaciones básicas que
evolucionan desde un elemental algoritmo introducido en los genes en el curso
de la evolución y que debió generarse a su vez poco a poco aplicando los
sistemas de comunicación de organismos ‘inferiores’ que se complejizó gracias
al aumento de capacidades de los primates al requerimiento de relacionarse con
signos visuales y auditivos, que se añadirían a los sistemas basados en la
química olfativa y demás. Para ello hay que copiar en cada nuevo individuo
(niño) el sistema de referenciaas culturales (memes) y éste debe practicarlo en
una fase de aprendizaje comunicacional (infancia: de los padres a la escuela y
el grupo de amigos sociales) para transmitirlo a su vez a otros. Todo esto no es ningún descubrmiento a estas
alturas pero implica que, dentro de la irregularidades que supone un
aprendizaje de uno a uno y en el tiempo que generan interpretacines personales,
interferencias y errores; se trata de trasladar una geometría de conceptos y
símbolos abstractos sólo posible (a no ser que creamos en magia o ciencia
infusa) haciendo copias más o menos idénticas y estables de un montón de
conexiones sinápticas y asentamiento de bases químicas en el cerebro ( y sus
extensiones corporales) que habrán de responder a la comprensión y respuestas,
e incluso recrear y modificar en gran medida (inventar o fantasear) el propio
sistema, de las necesidadees de comunicación del sujeto que empieza por
reconocer su realidad a través de los sentidos, establece comunicación
primordial en el vínculo materno-filial, encuentra a los otros y los objetos
amnipulando y buscando con los juegos, aprende a comunicarse con el llanto, la
risa y la palabra y conecta con todo su mundo cuando madura y lo comprende
estableciendo su lugar propio y manifestándose como sujeto librepensador. Todo
ello requiere un montón de operaciones lógicas de muchos órdenes, con infinidad
de fórmulas, variables y resultados complejos (con parte imaginaria y parte
real) que se pueden interpretar de maneras diversas entre las que se elige y
actúa (libre albedrio).
4 - DIMENSIONES DEL CAMPO TEMPORAL.
Hasta aquí apenas hemos puesto pañales al nuevo
concepto. Ahora viene un paso crucial: el Campo
Temporal tiene que ser dimensionable
con los parámetros adecuados. Y es que no podemos conformarnos con esa flecha
longitudinal del tiempo como no lo hicimos con el espacio en la antigüedad y,
después de recorrer territorios en busca de alimentos, los
cazadores-recolectores acabaron asentándose y dominando la superficie plana
mediante la agricultura y la ganadería y, más tarde, penetraron la tercera
dimensión con la minería y la pesca o el vuelo con artilugios inventados que
permitieron integrar las 3 dimensiones espaciales en la mente y la actividad
humana. Por eso, la información fluyente que leemos o calculamos tiene ritmos, frecuencias, amplitudes, y constituye cuerpos intangibles que se
complejizan y relacionan entre sí en una ecología no espacial que se arraiga
sin embargo en el espacio ideal hasta el punto de llegar a formar cronopaisajes, ideas, teorías,
ideologías, mundos, seres imaginarios y naciones temporales -unas veces
arraigadas en un espacio concreto como los sentimientos nacionales y otras no,
como ocurre con las religiones- que adquieren identidades colectivas en las que
nos reconocemos en parte o en todo, aunque a veces sean tan ilusorias como
Macondo, Oz, el Pais de las Maravillas, o la Tierra Prometida. Digamos
que una cronoárea está delimita por el corte causal del cono de luz e-t.
Pero, para no ser acusado de idealista
empedernido, ni tampoco de estrecho materialista -en todo caso elijo ser ambos
y ninguno- quiero resaltar que en nuestro Universo el campo temporal y el
espacial están tan ligados que no parece posible que pueda haber seres cuya
energía y existencia sea de un solo tipo (fantasmas, ángeles y otros personajes
como no se trate de arquetipos culturales que representan para quienes los piensan
un ideal al que se da forma para encarnar virtudes o defectos, miedos y
pasiones que perviven más allá de la existencia individual). Y eso porque la
expansión del Universo tal y como reflejan los indicios estudiados por los
científicos en el macro y en el microcosmos parece atar de tal manera a la información con la energía común (tanto
la radiante como la masiva) y viceversa, que los dos aspectos datacionales: la
información real y la virtual están ligadas a los aspectos corpuscular y
ondular de toda la energía espacializada dinámicamente dentro de un marco
universal y sólo en el singular momento de lo que he denominado URCAMPO una chispa cibernética impulsa
a la energía a saltar. Así, los procesos de entropía y neguentropía han de ser
complementarios, pues el orden gasta y estructurar la información requiere el
consumo de fuerzas físicas, como en la formación de una estrella que necesita
de imponentes gastos de energía gravitatoria, electromagnética y nucleares
produciendo como resultado un astro compacto desde el polvo estelar o sopa
galáctica: orden en medio del caos previo. Si hubiera algún ser trascendente al
E-T no podría residir en las condiciones de nuestro universo pues no hay
materia o luz que no contenga información ni los datos pueden ser observados en
su fluir sin producir un gasto energético y si no tenemos alguna referencia
espacial donde situarlos, aunque sea virtualmente. Eso no quiere decir que a
cada unidad espacial corresponda otra unidad temporal, pues esto depende del
orden fractal y simbiótico que produce muchas estructuras simultáneas y
dialécticas. Un hormiguero o un arrecife de coral, igual que una nación humana,
están formados por miles de individuos, y un individuo a su vez suele ser
producto complejo de procesos unitarios previos y tener muchas de sus partes
vinculadas al ente colectivo a que pertenece social o filogenéticamente, sin
gozar apenas de la posibilidad de desasirse del mismo sin riesgo de morir y no
se trata de un vínculo estrictamente material porque lo que une es la
información compartida y las relaciones que permiten mejorar su situación como
individuo, sea ésta aprendida o innata.
En el caso de los humanos ha habido que ir
sustituyendo las creencias procedentes de las etapas dominadas por la magia
animista y la superstición e ir retirando a Dios de todos aquellos lugares
donde el método científico encontró explicaciones lógicas y físicas
deterministas a las cosas y sus procesos de existencia (Hawking), hasta negarlo
del todo como en el ateísmo que culmina el paradigma científico tratando de
olvidar aquel siniestro papel paternalista sobre nuestro mundo y las vidas de
sus habitantes que siempre sirvió para mantener un status quo que favorece a
los poderosos y exige la resignación de los miserables. Según recientes encuestas
entre los científicos de todo el mundo, mas del 90% de ellos son ateos o
agnósticos y, desde luego, cualquier teoría mas o menos creacionista goza del
desprecio generalizado de la comunidad científica internacional a pesar del
esfuerzo de los grupos integristas anglosajones por imponer sus retrógradas
ideas antievolucionistas. Se trata de un proceso que se da, como el mismo
pensamiento, por elevación y conexión autopoiética
del emergente informacional asentado en la física neguentrópica de la vida,
hasta alcanzar su propia autonomía existencial. En la actualidad podríamos
decir que la Ciencia es como una teología (un sistema de creencias) de
referencias espacio-temporales concretas -gödelianas-
sometida a un método -el experimental-
que hemos inventado para comprender el mundo, y lo trascendente queda fuera del
límite para quien solo sea capaz de pensar en parámetros científicos, al menos
por ahora y se desplaza al mítico Dios o Ánima del mundo hasta donde las
explicaciones racionales son capaces de llegar. Tal vez nuestro universo podría
ser una nube del cielo angelical como sugieren las cosmogonías religiosas, pero
si fuere así, para seres físicos como nosotros, resulta incognoscible con los
métodos empleados por la
ciencia. Y, por el momento, sería preferible callar como pide
Wittgenstein, resultando muy arriesgado el esfuerzo de Tipler en su Física de la Inmortalidad. Aunque
yo no tengo tanta certeza como para negar, SÓLO DUDO, PIENSO Y ESPERO alguna Revelación inalcanzable por el mero
pensamiento y que tal vez me llegue algún día con la meditación y para lo que
algunos estudiosos del asunto afirman que existe un campo distinto del mental (E-T virtual) y en el cuál éste
se sustentaría espiritualmente del mismo modo que nuestro Cosmos E-T lo hace
con el vacío metacósmico.
Siguiendo con el asunto de la dimensionabilidad
del Tiempo, habría que decir por mi parte que considero como simples las
dimensiones del campo analógico temporal: frecuencia
de ciclo y amplitud de fase, cuyo producto da las cronoáreas informativas, que son dominios en los cuales un bloque de datos unidos
causalmente como una rodaja del cono e-t simplifica operaciones posteriores
caracterizando un tipo de dato con los
atributos que lo definen y que adquieren forma mediante la tensogridad (integridad tensional) generada por la fuerza de esos
parámetros, como sucede en el espacio. Así es como en la Noosfera nacen los conceptos sencillos y se complejizan al igual
que protozoos que se alimentan de información en un campo dinámico o dominio
virtual. Porque, como dije antes, la información se ajusta también a los
criterios observados en el campo espacial de dualidad e indeterminación cuántica: al igual que una onda
contiene muchas frecuencias que podemos observar estadísticamente o acotar particularmente
definiendo un momento angular al buscar un cuerpo sobre un punto para leer los bits que contiene y que caracterizan
tal epifenómeno (la complejidad de Kolmogorov es el número mínimo de bits de
información que puede definir exhaustivamente algo, pero existe una llamada
cota de Bekenstein que indica el máximo número de estados cuánticos posibles en
un sistema o límite de información codificable en un campo acotado, lo que es
una manifestación del principio de Incertidumbre de Heisenberg). Además parece
bastante probable, tal y como se me muestra en el estudio que desarrollo, que
en el campo temporal también se manifiestan en cada fase escalar fuerzas
similares a las de la energía común del Universo. Me refiero por analogía a las
fuerzas atractivas gravitacionales, dipolares electro-magnéticas y otras
nucleares: esas fuerzas dan lugar a la constitución en cada nivel u orden
superior de estructuras relacionales que serán reconocidas por nosotros en su
aspecto humano: se trata de desarrollos morfogénicos como los dominios del PODER
que es característicamente gravitacional, de alcance atractivo sea cual sea la
distancia aunque disminuyendo su influencia según la regla de la potencia
inversa característica también de la estadística de redes además de la famosa
ley de gravitación universal. Así, la información, como la masa, tiende a
órdenes acumulativos que producen relaciones de poder vinculante (Foucault y
Bourdieu) y, en el nivel emocional
establece sistemas dipolares como el amor-odio
(Ortega y Gasset), pero también antes se observan la atracción-repulsión
química, las tensiones de supervivencia de alcances relativos como el miedo,
sexo, hambre y sed, etc.: Fuerzas que siguen actuando en ámbitos de física
llamada clásica en virtud de la simetría fractal donde los elementos
corpusculares son ahora bloques compactos de información de un sistema de orden
superior, produciendo una dualidad T
análoga a la que en Física de Partículas relaciona los movimientos de estas con
los de inmensos astros y galaxias. Pero eso me gustaría poder desarrollarlo mas
en otro lugar, como ya he hecho en textos más específicos. Por ahora lo que
pretendo afirmar es que todas las leyes
encontradas por la ciencia actual son manifestaciones de ese Campo Temporal y
que, en sentido estricto, se trata de pura información codificada de los campos
escalares del mismo que, al descifrarse, se convierten, como hace cualquier
programa de ordenador, en pautas digitales computables por los entes u
organismos afectados. Por eso, de hecho, ellas son precisamente las
protagonistas de sí mismas y la ciencia
ha estado trabajando en ese campo debido a su indisoluble unión con el
espacial, interpretando las leyes y cálculos, que no son otra cosa que puras
abstracciones matemáticas, o sea conceptos
relacionados entre sí que componen
sistemas temporales de diversa complejidad que no puede habitar otro campo
que no sea el de la información secuenciada en el Tiempo. Por eso he dicho
antes que las llamadas constantes
universales que se emplean en física para renormalizar y que tanto odiaba
Einstein no serían otra cosa que aquellas
unidades básicas de información ligadas a niveles de energía discretos que en
los primeros instantes de la constitución del Cosmos durante el Bigbang:
definieron el campo temporal en lo que ya he definido antes como URCAMPO (y que en cierta forma se
corresponde con el Tiempo de Planck) cuando dota al campo espacio-temporal de
un orden preciso universal con el que se dimensionó su flujo, atando toda la
energía cuantificada con la fuerza de esos datos y proporcionando al mismo las
cualidades de su forma y estructura posteriores que se convirtieron en leyes o
constantes. Estas fueron las primeras manifestaciones del Ser en el Tiempo,
impulsadas por una tensión indiscernible, límite frente a la Nada, surgidas tal
vez, como dicen Hawking y Turok, como universo
burbuja, o por una función de onda de efecto
túnel, como sugirió Vilenkin, salida del Vacío cuántico a causa de
oscilaciones metacósmicas desconocidas y para las que no podemos fijar origen
por estar fuera espacio-temporalmente del sistema causal por el que
comprendemos la realidad con la lógica desarrollada como sistema de causas y
efectos.
Desde luego
es importante darse cuenta que la información virtual, por su carácter ondular,
es analógica, mientras que la real, al codificarse en cualquier sistema que la
corpusculariza se hace digital y ambas sufren efectos similares a los
observados en física cuántica para la energía. Y eso mismo ocurre en la mente humana,
motivo por el cual una máquina que procesa información digital nunca podrá
igualar a aquella al resultarle inaccesible lo imaginario.
5 -COMPLEJIDAD Y VIDA.-
La Complejidad
tiene lugar sin duda a partir de un determinado nivel de saturación en cada
dominio o campo, pues ligado al momento particular de la energía está un campo
asociado que es de alcance virtual y
probabilístico, posiblemente por cambios en la dimensión fractal y
transformación de la información en grupos no abelianos que se autoreorganizan
al producirse la ruptura de su simetría previa tomando como energía del
ambiente. Así también tenemos que decir algo sobre la diferencia entre ‘muchos
dispersos’ y ‘grupo’ en cuanto a que una homogeneización que agrupa permite
ahorrar energía total y, lo mismo que es más fácil llevar contenedores en un
barco que mercancía suelta flotando por el mar, un símbolo agrupa un complejo informativo con mayor operatividad y el
efecto disparador del símbolo como instrumento de poder social (religioso,
político, etc.) que se agarra al propio cuerpo físico y lo fuerza
emocionalmente a obrar en determinada dirección está ya bastante demostrado por
psicólogos y sociólogos tanto para individuos como para grupos sociales. Eso
produce en lo referente al Tiempo expresado así como orden informacional, un aumento de dimensiones topológicas que en
cierto modo se asemejan al volumen
espacial pero en el campo temporal. Nos encontramos entonces con distintas
formas topológicas, estructuras y sistemas que serían indefinibles con
relaciones (valores) de tipo conmutativo. Por ejemplo, cuando definimos
conceptualmente un símbolo, nos
vamos encontrando con operadores matemáticos, matrices densidad o S no
conmutables, etc en cuya operativa se produce un aumento de los niveles de
indeterminación, pues supone la reducción funcional de la imagen analógica
hasta su formulación cuántica y, además esta constará aún de una dualidad de
aspectos: Y en el caso de formas, estructuras y sistemas de muy alto nivel de valores, como son las sociedades y
culturas -aspectos estático y dinámico del mundo en que vivimos los humanos-
esa información ha llegado a tal orden de complejidad que las formas en
crecimiento fractal y las pautas de dinámica caótica por medio de atractores
generados sólo nos indica elementalmente lo que ocurre: y ahí está esa curiosa
forma de caos estocástico que llamamos libre
albedrío, la cual parece permitirnos elegir decisiones aparentemente
propias dentro de un marco referencial preciso pero abierto a la sorpresa y
creatividad humana, ese efecto frontera de la individualidad ante la duda que
es distintivo de nuestra especie, pero que en realidad si lo juzgamos como absoluto no existe, como explica
Searle, ya que elegimos condicionados y entre un limitado número de opciones
que en general nos vienen dadas por el sistema sociocultural.
Podemos decir que la VIDA que nosotros conocemos es un flujo autorregenerante de energía
organizada, debido a la capacidad de los átomos de carbono para formar
cadenas muy variadas que constituyen moléculas orgánicas capaces de producir interrelaciones espacio-temporales
en distintos grados de organización homeostásica y que transmiten la
información contenida en las entidades de orden abierto y en dos sentidos:
exterior, para formar cuerpos sociales en un medio de supervivencia
competitiva, e interior, para autorregular las fuerzas propias de cada unidad,
a su vez constituida como resultado de una adaptación orgánica de componentes
simbiotizados para poderse relacionar unitariamente con otras entidades de
similar grado de organización en el dominio natural. Los entes formados para
ese sistema de relaciones debieron de ser delimitados por conjuntos de
probabilidades mucho más amplias que se decantaron por estas debido a
condiciones especiales, lo mismo que en el cámbrico hubo una explosión de
variedades biológicas de las que cuajaron solo algunas en la evolución. La vida
consiste pues en procesos de autoorganización que jerarquizan información
disponible, consumiendo la energía que deben obtener del medio y en la que
encuentran plegada esa información, es decir los datos o formas integradoras
del orden de supervivencia temporal de cada entidad (entendiendo por tal a
cualquier unidad individual o social que adopta una estructura y se desenvuelve
en un sistema relacional). Los soportes de la vida son materiales y consumen
energía para sus procesos homeostáticos, lo cual no excluye ni aquellas
estructuras que directamente nos muestran su acción (como una simple bacteria o
un gato) ni aquellas otras que como la organización social de un hormiguero o
de una civilización humana han complejizado los sistemas de obtención de
nutriente informacional hasta el punto de distanciarse del nivel material puro:
en el primer caso, la transmisión se hace por medio de sustancias químicas
entre los individuos del nido; en el otro, que ahora queda oculto por la maraña
mitológica desplegada por medio de símbolos a través del lenguaje, forma relacional de nuestra especie, ese camino vital que
se desarrolla entre el vacío y la eternidad, salpicón espacio-temporal que suma
lo real y lo virtual en latidos de
información y energía, se trata simplemente de un orden informacional complejo
pero basado en los mismos principios universales: la especialización del sistema nervioso con sus captadores sensitivos del entorno y ese computador complejo de los
muchos niveles de información que nos llegan que es el cerebro, capaz de manejar y evaluar por reflexión muchos elementos
abstractos y relacionarlos interior y exteriormente para elaborar órdenes
superiores de pensamiento y al tiempo
comunicarlos mediante diálogo en unidades de lenguaje que se transmite con
independencia de la información genética o natural entre individuos y grupos y
con ello elaboran tecnologías que van distanciando la realidad física hasta el
punto de haber creado con su fantasía ciberespacios
virtuales donde se juega, comercia y se piensa colectivamente, primeros
pasos para la encarnación real de un nuevo ser inteligente constituido por la variada Humanidad
en su conjunto, con cuerpo físico natural y mente cibernética artificial. El
proceso es inversamente la descodificación de conceptos construidos con
elementos simbólicos capaces de transformar en imágenes (entendiendo por éstas
aquello que provoca sensaciones similares a las obtenidas directamente por
nuestros órganos sensoriales, que llevan a nuestro organismo a desencadenar
respuestas físicas y psíquicas ante el estímulo). El que luego nosotros
afirmemos que la Humanidad tiene una meta o fin escatológico programado desde
antes de los tiempos míticos es otro asunto relacionado con la angustia ante la
muerte que sentimos desde que descubrimos la finitud de la vida y rendimos
culto a nuestros ancestros a la espera de que los descendientes lo hiciesen con
nosotros y eso nos proporcionara una ideal vida eterna. Pero lo que sabemos es
que el destino que nos espera como tales seres finitos es común al del resto
del Cosmos, con mayor o menor duración: disolución y entropía. También eso
forma la parte virtual de nuestro pensamiento y nos impulsa a la búsqueda
constante de algo más, a progresar tras un destino que quisiéramos modificar
para no desaparecer ni como individuos ni como especie. Por ello añadimos la
vaga esperanza en forma de creencias religiosas de un soporte metacósmico para
el Universo, en que se dibujan los espacio-tiempos reales y virtuales, puro
espíritu trascendente del que habrían emanado las condiciones iniciales y a
donde retornaríamos cumplido nuestro tiempo. Un no-lugar sin tiempo conectado
sólo místicamente. Claro que si lo que nos interesa es nuestro mundo y no
otros, una consecuencia no trivial de mi teoría ha de ser la posibilidad de
estudiar conceptos como EL PODER
como sistema o dominio inteligente de conocimientos, lo que permite trazar
estrategias alternativas, estudiar las relaciones físicas en los entornos del
Poder, definir y proyectar futuros científicamente. Recordemos que la
etimología de la palabra gobernar
procede vía latín de aquella otra griega que he tomado antes para hablar de la
fuerza informativa: Kybernetik. Y es de uso popular el dicho de que “la
información es poder” o sea que el conocer proporciona la capacidad de dominar
tanto cosas como personas.
6.- KAIROLOGÍA.-
Termino este esbozo heurístico de mi teoría
señalando que las cronodinámicas
dimensionadas simples dan paso a partir de un determinado nivel de complejidad
a lo que yo llamo Kairodinámicas,
cuya teoría intento desarrollar y llamo Kairología
(palabra sacada de un libro de Elliot Jacques sobre el Tiempo y también vista
recientemente en Iniciación a la Sabiduría de Raimon Panikker) en honor de esa
clase de Tiempo que Aristóteles definía por su valor cualitativo (la tercera dimensión temporal), capaz de
producir una especie de Historia compleja frente a la linealidad cronológica.
Eso debería conducir a una operativa matemática compleja cuyas ecuaciones
habrían de recoger los valores del sistema para apuntar hacia opciones
probabilísticas del futuro de la Humanidad, aquel sueño de Asimov en su ciclo
de las Fundaciones. En algunos textos anteriores he llamado a varias de las
ecuaciones de esos campos cuánticos topológicos que definen la Historia Humana
actual con nombres definitorios y que resumo ahora a modo de ejemplo: KALI (es el AFÁN GUERRERO o la VIOLENCIA COMO MODO
DE DOMINACIÓN), MIDAS (es un trasunto
del DOMINIO TERRITORIAL ANIMAL que se convierte en la OBSESIÓN ECONOMICISTA Y
ACAPARADORA LLAMADA AHORA MERCADO GLOBAL),
ZARATUSTRA (es el SISTEMA DE REGULACIÓN DE LOS VALORES HUMANOS en el caos
multicultural y el problema en definitiva de lo que se conoce como el BIEN y el
MAL morales) y ANTÍGONA (es la
variable del ASCENSO SOCIAL del PAPEL FEMENINO en los ÁMBITOS DE PODER que
conduce a un REEQUILIBRIO POBLACIONAL o la puesta en práctica de nuevos usos y
métodos de conocimiento: DIÁLOGO VS. APLASTAMIENTO o COOPERACIÓN VS.
CONQUISTA). El más alto nivel de complejidad de la Información conocido se
encuentra hoy día en esa NOOSFERA HUMANA
GLOBAL constituida por la sedimentación ordenada de conocimientos
simbólicos de todas las civilizaciones y que ahora se encuentra en proceso de
mezcla y decantación mundial (aquí Bergson y Theilard de Chardin me prestaron
algunas ideas), con las dificultades que ese deseo de acumular Poder para
dominar genera ubicuamente y que se muestra en los procesos económicos en curso
y los nacionalismos y fundamentalismos de todo tipo que van siendo
materialmente reventados a medio plazo por el ascenso imparable de las mujeres
a niveles sociales impensables hace un solo siglo y el diálogo mundial en busca
de una nueva ÉTICA u ORDEN HUMANO CONSCIENTE Y RESPONSABLE, donde todos los
valores tengan carta de naturaleza como derechos y deberes inteligentes y
respeto al soporte ecológico en el cual habitamos y camino de retos
extraplanetarios (a pesar de que en los últimos meses Kali y Midas reagrupen
sus fuerzas en torno al imperio americano con la intención de establecer un
marco geopolítico que frene el auge de Antígona). Por último, quiero referirme
a la sin par ayuda obtenida del estudio del magnífico MÉTODO de Edgar Morin, la
PLÉCTICA de Murray Gell-Mann y el KÒSMOS de Ken Wilber que no sólo me han
servido como base metodológica para comenzar e impulsar la reflexión de esta
teoría y me han proporcionado muchas pistas concretas, sino que espero nos
sirvan a los interesados por el futuro humano para comprender mejor el mundo en
que vivimos y para lograr cambiarlo a mejor y a tiempo para disfrutarlo.
“En última instancia lo que intento es comprender
cosas como el sentido del tiempo impulsado por mi necesidad de saber quien soy,
qué es el mundo y qué estoy haciendo aquí. Hacer ciencia es, para mí, una
respuesta a la inquietud de ser una criatura pequeña en un mundo enorme.” (Lee
Smolin, cosmólogo)
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